Guadalupe Loaeza / Oaxaca enfermo

AutorGuadalupe Loaeza

Nunca he ocultado mi profundo afecto por Oaxaca. En mi libro Oaxaca de mis amores (Edit. Aguilar) hablo de mis raíces familiares por parte de mi padre y de la admiración que de por sí me suscita su cultura extraordinaria, variada, seductora, muy propia, lo mismo en la gastronomía que en la música, la arquitectura que la danza, la pintura que la escultura, etcétera. Cada que puedo, cada que tengo unos días de asueto, en lo primero que pienso es en Oaxaca, tierra de mis antepasados, tierra de Benito Juárez, de Porfirio Díaz, José Vasconcelos, de Rodolfo Morales, Francisco Toledo y Sergio Hernández, tierra mía.

Este año se elegirá gobernador del estado y este acontecimiento, se incline por un lado o por otro, tendrá un gran impacto en el futuro de quienes han esperado tanto una mejor calidad de vida y que la tan anhelada alternancia en el gobierno no les dejó nada sustantivo ni digno de tener presente, después de que tanto esperaban un cambio con Gabino Cué que lamentablemente resultó ficticio.

De los posibles candidatos del gobierno estatal en turno, la llamada alianza, prefiero no hablar nada. No se puede esperar más que, en el mejor de los casos, un poco más de lo mismo. Al menos es lo que me cuentan vendedores de artesanías, taxistas, gente de los mercados, ciudadanos comunes como yo.

En el PRI tampoco conozco mucho a quienes aspiran a la candidatura al gobierno. Excepto a uno, sobre el que comentaré al final.

De Alejandro Murat tengo la mejor de las impresiones. Me queda claro que se trata de un representante de una nueva generación de políticos mexicanos, un joven serio, muy educado, formado y preparado en los ámbitos del gobierno, el Congreso y la academia, con independencia del apellido que inevitablemente lo vincula con su padre y, para bien y para mal, con todo un sexenio. Sin duda es el más preparado profesionalmente, en la Conferencia Mariano Otero (CoMO) era el más destacado y ha recorrido frenéticamente el territorio del estado, sobre todo este año.

En el senador Eviel Pérez Magaña veo carisma, perseverancia, tozudez, pero nada más. El peso de dos derrotas consecutivas sabotea sus legítimas aspiraciones a repetir en la candidatura priista, legítimas en función del alto cargo que desempeña y su alto registro en conocimiento público y no despreciable aceptación.

Del empresario Gerardo Gutiérrez Candiani nada más puedo hablar de sus espléndidos comentarios que hace semanalmente en el noticiario de Leonardo Curzio. Fuera de eso...

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