Guadalupe Loaeza / Monsieur Prozac

AutorGuadalupe Loaeza

Últimamente monsieur Prozac ha estado particularmente estresado. De ahí que su rostro se vea cada vez más crispado. Contrariamente a madame Botox, las arrugas de monsieur Prozac aparecen de más en más pronunciadas. Son arrugas tristes, arrugas deprimidas y arrugas que no tienen fin, se diría que le continúan hasta por la espalda. ¿Por qué si monsieur Prozac está bajo tratamiento desde hace dos años, aproximadamente, se le continúa viendo tan decaído? Dicen sus críticos que ha "perdido rumbo" y que tiene "ausencia total de claridad mental", éstos son los que más exigen que aclare si tiene "algún padecimiento extraño". Los más cercanos a él insisten en decir que de unos meses para acá padece trastornos depresivos. "Lo que le sucede es que madame Botox lo presiona mucho y, además, tiene miedo de perder su chamba".

En efecto, a los hombres que se encuentran sumergidos en la incertidumbre respecto al trabajo, que padecen de insomnio, falta de apetito, de presiones por parte de la familia, nerviosismo y con una autoestima baja, y que, por añadidura, su esposa está obsesionada por verse eternamente joven, se les recomienda recurrir a un antidepresivo llamado "la píldora de la felicidad", ¡Prozac! En su texto "El fenómeno Prozac", José Luis de la Serna nos dice que es una cápsula de gelatina rellena de 20 miligramos de clorhidrato de fluoxetina y un poquito de almidón como excipiente que ha sido, en muchas ocasiones, protagonista de portadas y primeras planas, en muchos periódicos y revistas de todas partes del mundo.

La historia de Prozac tiene ya 20 años. Muchas transnacionales farmacéuticas estaban, por esos tiempos, buscando productos nuevos para tratar la depresión. La peor enfermedad de nuestro siglo -el 15 por ciento de los que repetidamente la padecen se suicidan-. Aunque existían antidepresivos de probada eficacia, todos tenían efectos secundarios negativos. El sueño insuperable durante las primeras semanas, la sequedad de boca, el temblor de las manos, el estreñimiento o los potenciales problemas cardiovasculares que causaban hacían que esos fármacos fueran únicamente recetados por los que más experiencia tenían con ellos: los psiquiatras.

Pero afortunadamente llegó Prozac. Héctor Dueñas del laboratorio Eli Lilly afirma que actualmente la consumen, todos los días, 40 millones de personas en el mundo y 10 en nuestro país. Su fama la adquirió por varias razones. En primer lugar, la seguridad de la píldora; en segundo, que no tiene efectos...

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