Guadalupe Loaeza / 150 mil rosas

AutorGuadalupe Loaeza

Ayer el cielo de Oslo se cubrió de rosas de todos colores. Con el brazo en alto y con su flor en la mano, más de 150 mil personas marchaban en silencio hacia el puerto, no obstante su lema se oía en todo el mundo: "Igualdad, solidaridad y diversidad". Por allí, entre la multitud, estaba el príncipe heredero Haakon: "Esta noche las calles están llenas de amor", declaró. Con esta manifestación multitudinaria los noruegos, pueblo netamente pacífico, querían demostrar que pertenecían a una mentalidad abierta y respetuosa. "El mal puede matar a una persona, pero no puede matar a un pueblo", declaró el Primer Ministro noruego, Jens Stoltenberg, quien con lágrimas en los ojos le pidió a su pueblo: "Nunca más un 22 de julio".

Muchos de los manifestantes declararon que estaban allí no por el odio ni mucho menos por la ira: "No sentimos nada hacía él (Anders Behring Breivik). No nos preocupa, estamos aquí por nuestro país, por las víctimas, por sus familiares, no por él". Sin embargo, en muchos tweets del viernes, después de que se dio la matanza de 76 víctimas, centenas de noruegos pedían para el culpable "pena de muerte", la cual fue abolida en Noruega en 1979. Por su parte, el Alcalde de la capital, Fabian Stang, apuntó: "Vamos a castigar al culpable. El castigo será más generosidad, más tolerancia y más democracia". Después del minuto de silencio, que para muchos, probablemente, les habrá parecido eterno, la muchedumbre entonó "Para la juventud", una canción noruega compuesta en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, la cual en realidad es un himno antinazi de la resistencia noruega.

"Vamos a responder a estos atentados con más democracia", volvió a decir el Primer Ministro, pero esta vez en el interior de la catedral, donde se les rindió una ceremonia a las víctimas tanto de Oslo como de la isla. Con la voz quebrada, como pudo dijo Stoltenberg: "Conocía a muchos de los jóvenes muertos en Utoya y cada uno de los muertos es una tragedia nacional".

Y yo, con un nudo en la garganta, corro hacia la Embajada de Noruega en México (Virreyes 1460) y escribo en el libro de condolencias: "Como ustedes, cientos de habitantes de la tierra estamos de luto. Como ustedes, no alcanzamos a entender lo sucedido. ¿Por qué siendo ustedes una de las naciones más ricas del planeta, profundamente demócratas y civilizados, les ocurren estos actos de absoluta violencia? Ustedes, que representan a un pueblo modelo en lo que se refiere a la igualdad, a los derechos...

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