Guadalupe Loaeza / Los inmigrantes

AutorGuadalupe Loaeza

"Como alguien con una pizca de optimismo, creo que en este mundo de naufragios existe la esperanza en la incertidumbre, por lo que abogo por el respeto de los derechos humanos de todos, por la abolición de las fronteras, por que se reconozca que no pueden existir naciones sin territorio, por la igualdad y la libertad en todas las sociedades, por la fuerza de las ideas, por el poder de la literatura y de la música; y, además, quiero la paz en Siria y en el resto del mundo", terminó diciendo el galardonado. Con su pelo ya todo blanco, se veía emocionado. Leía su discurso con una voz pausada como alguien que ya hubiera entendido, desde hacía siglos, muchas cosas en la vida. Todo el mundo, en el centro Libanés, lo escuchaba con absoluta reverencia (Elena Poniatowska, Vicente Rojo, José Narro, Carlos Payán, el embajador de Líbano en México, doctor Hicham Hamdan, y Víctor Bustani). A lo largo de sus tres cuartillas, el historiador, ensayista y escritor, jamás habló de sí mismo, sino del poeta filósofo, Gibran Kahlil Gibran, a quien el destacado arabista Pedro Martínez Montávez definía como "Cantor de las miserias humanas y de la libertad, en su lira poética queda una cuerda erótica, a veces particular pero casi siempre dirigida a lo universal, hacía el todo de la creación, que llena sus versos de un indudable humanismo trascendente". Qué modesto es el premiado, porque en su haber tiene muchos libros escritos precisamente sobre los inmigrantes libaneses a nuestro país, por eso el martes en la noche, día en que le colgaron al cuello su medallota por el premio el Premio Biblos al Mérito 2013, comenzó su participación diciendo que: "En el mundo globalizado todos somos extranjeros, somos ya contemporáneos de todos los habitantes del planeta debido, entre otros elementos, a las nuevas tecnologías. Nos pesa como fardo ser exiliados desde que Adán y Eva fueron expulsados de su tierra, drama que retomó Naguib Mafouz para situarlo en lo contemporáneo en Los hijos del barrio. Como sabemos Adán y Eva fueron expulsados porque no estaban contentos, les faltaba algo. En palabras del dramaturgo libanés Wadji Mouawad: '¿Quién, por elección, querría dejar su tierra natal si fuese el lugar de la felicidad?'". En el caso de nuestro personaje interesado en todo, que ha escrito sobre todo y que sabe todo, de allí que se considere, "nativo de varios estados", el azar quiso que naciera en Amatitán, Jalisco. Su padre era originario de Lagos de Moreno y su madre, doña...

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