Guadalupe Loaeza / ¡¡Gritos!!

AutorGuadalupe Loaeza

Mientras el Presidente Enrique Peña Nieto daba un grito tenso y desesperado desde el balcón de la Plaza de la Constitución: "¡Viva México!", Gabriela Miranda, madre de Mara Fernanda Castilla, seguía padeciendo un verdadero infierno por la violación y el asesinato de su hija. Mientras las cinco hijas, tres de la Gaviota y dos de Peña Nieto, miraban desde el balcón, todas ellas muy bien arregladas, peinadas, maquilladas y empestañadas, los fuegos artificiales, a esas horas las redes no dejaban de denunciar la muerte de Mara a través de mensajes de todo tipo: "Corre esta iniciativa por FB, me parece fantástica. #MiCasaEsTuCasa o la de tu hija o hijo. Amigas, si algún día van a una fiesta, tienen trabajo y se les hizo tarde o cualquier circunstancia que no les permita llegar a tiempo a su casa o el regreso resulte peligroso o inseguro, pueden escribirme y con gusto, sin importar el día y la hora, las recibo en mi casa con un buen café o té. Es mejor quitarnos la pena que permitir que nos quiten la vida. Hay que cuidarnos entre nosotras. #VivasNosQueremos #MiCasaEsTuCasa... si tú también pones tu casa, copia y pega en tu muro".

Nunca como ahora, el Grito del pasado 15 de septiembre se mezclaba con otros gritos, ya sea los que se escuchaban de la plancha de la Plaza, como: "¡Fuera, fuera, fuera!", dirigidos naturalmente a un Presidente rebasado por dejar un país hecho una piltrafa, que hacía esfuerzos enooormes por mostrarse tranquilo y muy patriota. Su tensión era más que evidente (tal vez se deba a ella su visible pérdida de pelo), ese viernes se había publicado en el New York Times que el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, se encontraba muy pesimista sobre la situación de México, que "cree que está al borde del colapso". Ese mismo sábado se habían organizado diferentes marchas en solidaridad con Mara. Por ejemplo las personas que se habían juntado en Xalapa gritaban: "¡Mara, justicia para Mara!". La multitud seguía vociferando: "Ni una más, ni una más. No queremos ni una más", cuántos gritos de desesperación, que parecían coincidir con el Grito de la Independencia. "Todas estamos expuestas" y "Pudo haber sido mi hija", decían algunos de los letreros que mostraban las personas con los brazos extendidos.

Mientras la Primera Dama observaba a la multitud, desde el balcón del Palacio, luciendo su cabellera más rubia que de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR