Guadalupe Loaeza / El esposo de Marie Jo

AutorGuadalupe Loaeza

Marie Jo Tramini no nada más era la musa, esposa y viuda de Octavio Paz. Marie José, como también la llamaban, era una artista, creadora de collages y ensambles.

En 1990, tuve el privilegio de conocer su obra en el Centro de Arte Contemporáneo. ¡Me encantó! En cada una de esas cajitas, con muchas cosas al interior, guardaba secretos, recuerdos y mensajes enigmáticos.

Me pregunto si estos "mensajes" introducidos en el interior de una botella y después lanzados al mar, no se trataban de un código que nada más existía entre el poeta y la artista.

Era tanta su complicidad, su intimidad y su amistad amorosa, que se hubiera dicho que juntos, a lo largo de muchos años, habían cortado y recortado, pegado y despegado, raspado y alisado, pintado y repintado, rehecho y deshecho, todas esos "papeles de distintos colores y texturas, cintas, estampillas postales, botones, hebillas, alfileres, viejos grabados, fotos... ilustraciones de libros y revistas, etiquetas, billetes y boletos, programas de teatro, cerillos, etiquetas, cajetillas", tal como describe Paz el método de trabajo que tenía Marie Jo para construir cada una de sus cajas misteriosas.

Dice su esposo en el espléndido ensayo "La Espuma de las Horas: Marie José Paz" que la vocación de su eterna compañera sentimental nació en Nueva York, en 1971. Fue una tarde de otoño, que descubrieron en el sótano de la casa de Joseph Cornell, "unas construcciones frágiles y prodigiosas".

Al descubrirlas Marie Jo se quedó maravillada. "Se reconocía. A Cornell también le fascinó Marie José. El hechizo fue recíproco. ¿Ella vio en él a un viejo mago capaz de resucitar lo mejor de la niñez: la facultad de maravillarse? No lo sé. Pero sé que esa tarde, ella vio su vocación".

¿Era una forma de juntar piezas de su vida pasada? ¿Qué significaban para Marie Jo todas esas piedras reunidas en motoncitos?

Para Octavio Paz le quedaba claro, que esos pequeños universos metidos en un espacio tan pequeño, eran "... objetos tridimensionales transfigurados por su imaginación y su sensibilidad en conceptos visuales, enigmas mentales portadores, a veces, de imágenes bizarras e inquietantes, otras de percepciones irónicas. Más que cosas para ser vistas, son alas para viajar, velas para vagar, espejos que atravesar".

¿Cuántas veces no habrá atravesado Marie Jo, el espejo? Como Alicia, la del cuento de Lewis Carroll, también le gustaba atravesar puertas y más puertas...

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