Guadalupe Loaeza / Diez para las 8

AutorGuadalupe Loaeza

Con todo mi agradecimiento para René Delgado.

El Judas de Fernando Botero que aparece en la serie Viacrucis lleva la misma hora en su Rolex: diez para las ocho.

No sabemos por qué pinta esa hora, ni si se trata del día o de la noche. Tampoco sabemos si a esa hora le pasó algo importante a Botero. Lo que sí llama la atención es el color verde con el que representa algunos personajes. Es un verde color envidia, color traición, color bronce y color carne muerta.

Los personajes que tienen esta tonalidad son: Diego Rivera, que aparece homenajeado entre la multitud, el propio Cristo y Judas, cuya apariencia es la del típico narco de nuestros días.

Algo muy conmovedor en esta serie son las expresiones de dolor y la angustia de la gente que presencia el sufrimiento de Jesús. Especialmente el de la Virgen María, cuyas lágrimas son tan gordas como ella misma.

Cristo se representa todas las veces martirizado por policías que recuerdan las dictaduras de nuestro continente. Casi puede decirse que el tormento de Cristo es la historia de nuestra corrupción, nuestra injusticia e imperdonable desigualdad.

A mi manera de ver, el Cristo de Botero sufre más que el que acostumbraban pintar los renacentistas, en los que sin duda se inspiró el pintor colombiano.

Los colores característicos de Botero son tan variados y atractivos en los 27 óleos y 34 dibujos que conforman la muestra, que me despertaron las ganas de rescatar mi fe, la cual tenía arrumbada en el ático de mi corazón.

Todo lo anterior lo pude admirar en la galería "El Cubo" del Centro Cultural Tijuana (Cecut), que pertenece a la Secretaría de Cultura. Quiero decirles que estos cuadros nunca habían venido a México. De allí el privilegio de presenciar estas pinturas consideradas patrimonio de Colombia. Ni su propio director, Pedro Ochoa, daba crédito de tanta suerte.

Estos Cristos han reunido desde que se inauguró la exposición Viacrucis a más de 40 mil personas. Como dice la periodista Sandra Dibble, del San Diego Union-Tribune: "Tijuana se ha convertido en una parada obligatoria en el circuito internacional de arte contemporáneo".

Eso no era todo, aún me esperaban más sorpresas en Baja California.

Reencontrarme con la obra de Rodolfo Morales en la exposición El Señor de los Sueños, en el mismo edificio, pero en el tercer piso, para mí fue como un sueño soñado en Ocotlán.

Las mujeres representadas en 38 cuadros del pintor oaxaqueño también sufren...

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