Guadalupe Loaeza / El coyote asesino

AutorGuadalupe Loaeza

Como en una película de Juan Orol, Yrma Lydya Gamboa Jiménez, de 21 años, es acribillada a balazos por su violento marido, un energúmeno de 79 años de traje a rayas, tirantes, camisa de seda y corbata con diamantes incrustados, sacó su pistola y nomás tres tiros le dio, como a Rosita Alvírez, la protagonista del corrido de la época de la Revolución. El asesino se llama Jesús Hernández Alcocer, amigo al parecer del fiscal Gertz Manero, según Alonso Castillo Cuevas (hijo de Laura Cuevas), quien asegura que de entrada no encuentran la pistola de Alcocer (Infobae).

¿Cuál será el móvil del crimen que no deja de ser un feminicidio? Un matrimonio con 60 años de diferencia no es algo muy común, agregando además que ese mismo matrimonio se había ya disuelto unos meses antes. A pesar de la violencia intrafamiliar denunciada varias veces por la hoy occisa, se volvieron a casar. No hay duda que Yrma Lydya quería triunfar en su profesión de cantante a toda costa. Antes de conocer a Hernández Alcocer, la cantante no tenía relaciones, ni dinero; en cambio él tenía muchos contactos y mucho dinero de origen desconocido. Él era el retrato mismo del perfecto coyote. Se sentía impune, se decía abogado al principio cuando no lo era y una vez titulado se sintió con más poder aún. ¿Por qué tanta impunidad de una persona cuyo desprestigio era evidente? Por sus relaciones, sus contactos y por su capacidad corruptora. Aunque no lo crean, todavía hay tipos así en nuestro país, pero siempre se las arreglan para salir indemnes. ¿Verdad, señor fiscal?

Llama la atención que en este sexenio sigan pasando cosas como las que sucedían en la época del Automóvil Gris. La justicia sigue siendo inexistente. Y más aún se han agregado casos, situaciones que antaño no se veían; por ejemplo la presencia del crimen organizado, los miles de feminicidios, desapariciones, accidentes por negligencia, etcétera, etcétera. Ahora los asesinatos a mansalva suceden no solamente en los antros de mala nota, como en las películas de Juan Orol, sino también en restaurantes de cinco estrellas, caros, cuya clientela llega en automóviles de lujo, siempre acompañados por muchos "escoltas", que seguramente están armados. No hay límites para la violencia en este país de la 4T.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR