Guadalupe Loaeza / 'Me, me, me...'

AutorGuadalupe Loaeza

Hace dos semanas, la portada de la revista estadounidense Time estuvo dedicada a The me, me, me generation (la generación del yo, yo, yo) llamada la generación de los Millennials, por el hecho de haberse convertido en mayor de edad con la entrada del nuevo milenio. Según varias encuestas, los Millennials (80 millones de personas, el grupo más grande en la historia de Estados Unidos) "nacieron en una época de prosperidad económica". Entonces, las familias vivían en medio de un gran confort, lo que les permitía a los niños crecer en hogares seguros y confortables. Estos jóvenes hoy tienen menos de 30 años, son muy egocéntricos, listos para muchas cosas, flojos, egoístas, presumidos, superficiales, pero sobre todo sumamente narcisistas. Yo, me, mí, conmigo, es su consigna. En otras palabras, se trata de una generación arrogante y egoísta. "Son una generación más inquietante y excitante desde que los baby boomers llegaron con la revolución social, no porque intentaran hacerse cargo del establishment, sino porque crecieron sin uno. La revolución industrial hizo a los individuos más fuertes, podían mudarse a una ciudad, comenzar un negocio, leer y formar organizaciones. La revolución de la información fue más lejos con el empoderamiento de los individuos llevándolos de la mano con la tecnología para competir contra las organizaciones; hackers contra corporaciones, bloggers contra periódicos, terroristas contra estados nación, directores de YouTube contra estudios, personas que hacen aplicaciones contra industrias completas. Los Millennials no nos necesitan. Es por ello que nos asustan", dice el periodista Joel Stein, autor de un extenso reportaje titulado: "Por qué los Millennials nos salvarán".

Los papás de los Millennials, cuando mostraban a los amigos una fotografía, era o de su boda, o de la familia toda reunida, los Millennials pueden llegar a tener hasta 85 fotos de sí mismos o de sus mascotas. Otra de las características que los definen a la perfección es el sentirse con derecho, con derecho de todo, de gritarles a los padres, a los maestros, a los vecinos, a los empleados e incluso, de mandar a cerrar un restaurante, porque no les dan de inmediato la mesa que solicitaron. Jean Twenge, profesora de psicología de la Universidad de San Diego y autora del libro Generación Yo y La epidemia del narcisismo, apunta que: "Cuando son chicos parece tierno decirles que son especiales, una princesa o una estrella de rock, o lo que sea que quiere decir...

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