Una guía para la buena nutrición

AutorMaría Silva

De ser catalogada como una guía para cumplir con la norma de una buena alimentación, la pirámide nutricional fue sustituida por el plato del bien comer.

A partir del 2005, México instituyó esta nueva herramienta, que Estados Unidos imitó, aunque el Departamento de Agricultura de ese país haya creado desde 1970 el antiguo esquema nutricional, quizá porque ambos vecinos "pelean" el liderato en obesidad y no se han logrado los resultados esperados de una dieta saludable.

El plato del bien comer propone que no falte ninguno de los tres grupos de alimentos: carbohidratos, proteínas y grasas, representados por verduras y frutas; cereales; y leguminosas y productos de origen animal en la misma proporción de importancia.

El plato del bien comer, como guía, es la base para llevar una alimentación saludable, por lo que conocerlo y saber utilizarlo podría prevenir enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial y cardiopatías, que son las que con frecuencia se desarrollan a partir de la obesidad.

Sólo que en esta nueva opción también se pone en duda su eficacia, al estar dirigido a cualquier grupo de edad sin distinguir a las personas con ciertos padecimientos.

Fernando García, especialista en nutrición clínica y obesidad, explica que si se quiere ser muy crítico en el aspecto 100 por ciento nutricional, se concluye que ni la pirámide nutricional ni el plato del bien comer han tenido el efecto deseado para lo que fueron creados, que es el mantenimiento de un estado de salud y la prevención de enfermedades crónico-degenerativas, como la obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemias (colesterol y triglicéridos altos), entre otras.

"Una razón es que no se individualizan, sólo es una guía y como tal, se comete un error al considerar a todas las personas en el mismo esquema", agrega, "y además le seguimos dando mayor énfasis a la ingesta de carbohidratos, aunque actualmente ya se especifica un poco más cuáles son los complejos o qué contienen fibra, el problema es que hay una gran producción de alimentos de comida rápida (carbohidratos refinados y grasas saturadas) que siempre gana y favorece la obesidad, aunque exista una recomendación nutricional.

"Si se respetaran las recomendaciones nutricionales se podría obtener una mejor respuesta, y a los especialistas y nutriólogos nos corresponde guiar al paciente en relación a qué es lo que debe comer, en qué cantidad y la frecuencia", admite.

En los años 70 y 92, la pirámide nutricional aconsejaba...

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