Groenlandia: Fría y luminosa

AutorAlfredo Martínez

Fotos: Alfredo Martínez

Bajé del avión y en el aeropuerto empecé a indagar sobre hospedaje, comida y transporte en la isla de Kulusuk. Un guía islandés que viajaba con un grupo de turistas me dijo que sólo tenía dos opciones de alojamiento: quedarme en el lujoso Hotel Kulusuk o en una casa en el pueblo destinada para mochileros. Para llegar al pueblo hay que caminar entre 6 y 8 kilómetros pues no hay ningún servicio de transporte. Así que cargué mi backpack y me puse a caminar.

En Groenlandia no hay caminos. Los coches son obsoletos, no hay dos pueblos que se unan por una carretera y la más larga del país tiene 14 kilómetros. Así que los vehículos más utilizados son las lanchas de motor, el helicóptero, el avión y el trineo jalado por perros huskies.

Lo primero que te encuentras al salir del aeropuerto son unas casas donde viven algunos daneses que trabajan en el aeropuerto y el Hotel Kulusuk (de los dueños del hotel más lujoso de Angmagssalik). Entre los servicios que ofrecen están: transporte en helicóptero, tours en bote por los glaciares, caminatas y tours en motos de nieve y en trineos jalados por perros.

Después de pasar frente al hotel, el camino me llevó al panteón del pueblo, donde ascendí una loma y desde lo alto vi el luminoso pueblo de Kulusuk. Decidí quedarme en una casa.

Mágica bahía

Kulusuk es un pequeño poblado de casas color rojo, azul, amarillas y verdes. Está localizado dentro de una bahía rodeada de montañas bañadas por el mar congelado, lleno de icebergs y grandes bloques de hielo que bajan desde el Polo Norte.

Afuera de cada casa están amarrados los perros, quienes constantemente aúllan de hambre. Aquí no son tratados como mascotas, sólo como herramientas de trabajo, no pueden entrar a las casas y les dan de comer vísceras de foca. Al llegar al pueblo me dirigí a la tienda de souvenirs atendida por Gudrun y su marido, ambos antropólogos que llevan siete años viviendo en Kulusuk. Ellos me rentaron una casa, que compartí con dos chicas: una inglesa y una sueca.

En las casas de Kulusuk no hay agua corriente, ya que las tuberías se congelan, por lo que hay que ir constantemente a llenar unos garrafones de agua a unas casetas donde existe un depósito interno que bombea de un lago de agua dulce, producto del deshielo. No puede haber agua más limpia y pura.

En cuanto a la comida, el único restaurante que hay es el del Hotel Kulusuk. También se puede ir al supermercado a comprar víveres. La tienda es pequeña y expende productos congelados, además de refrescos, latería, pasta, chocolates, algo de ropa, botas para la nieve, medicinas, artículos de limpieza, escopetas, rifles y herramientas de trabajo.

A un lado de la tienda se encuentra el banco y la oficina postal número 3913, donde se puede cambiar dinero con una comisión de 30 coronas danesas.

Barbas de ballena y huesos de foca

La artesanía inuit consiste en prendas de vestir, como guantes, botas y gorros de piel de foca...

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