Grillotina / El Papa Nostro....

El sábado último cumplió 26 años de pontificado Juan Pablo II, el Papa que se identificó con México. Y no es más que lógico, porque Su Santidad es guadalupano como el 99.9 por ciento de los mexicanos y polaco como el 110 por ciento de los habitantes de este país.

Y no es sacrilegio afirmar que solo el 99.9 de los mexicanos es guadalupano. El ex abad de la Basílica, don Guillermo Schulemburg, ha expresado sus dudas sobre el milagro del Tepeyac y Porfirio Muñoz Ledo tampoco estará muy convencido, porque la Virgen le hubiera hablado a él, no a Juan Diego. Lo que no obstó para que monseñor Schulemburg viviera muy bien administrando la Basílica, como Porfirio al PRI, en el cual tampoco creyó.

Pero de los 26 años del papado de Juan Pablo hablábamos y de su predilección suficientemente demostrada por México: nos distinguió con cinco visitas, lo que no ha hecho ni con su propio país.

Vino por primera ocasión en 1979 y lo recibieron en el aeropuerto don José López Portillo y doña Carmen, que aún no se habían divorciado. Como no teníamos relaciones con el Vaticano- parece que don Pepe y doña Carmen tampoco entre sí-, López Portillo se limitó a saludarlo y le dijo:

-Lo dejo con su grey...

(Sin embargo, posteriormente Su Santidad ofició en Los Pinos para la familia López Portillo, pero en privado porque en ese entonces todavía se guardaban las apariencias. De la relación Iglesia-Estado, la familia López Portillo guardó las apariencias)

Regresó su Santidad a México en 1990 y lo recepcionaron don Carlos Salinas y doña Cecilia, que aún no se habían divorciado. Fue una visita larga y fatigosa, pero menos extensa y agotadora que el sexenio de Salinas. Inclusive el Papa ofició una misa en una prisión, acto al que quizá asistió Raúl, pero todavía en calidad de hermano, no de interno.

Retornó Su Santidad al país en 1993, aunque por 24 horas y únicamente estuvo en Yucatán. Como ya existían relaciones-entre México y el Vaticano, entre don Carlos y doña Cecilia ya no-, se le dio a Juan Pablo II tratamiento de Jefe de Estado: le cantó la trova yucateca y lo hicieron comer panuchos, papadzules y cochinita pibil con salsa de chile de habanero.

Sin embargo, demostrando su profundo amor por nuestro país...

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