Grillotina / La mujer a la oficina

AutorMarco Antonio Flota

Siendo secretario del Trabajo, don Carlos Abascal, ahora destapado para convertirse en San Carlos Abad Scal- aunque el Vaticano no ha dado color-, tuvo algunas declaraciones polémicas.

Por ejemplo, en uno de sus primeros discursos como titular de la STPS dijo a un cónclave de líderes obreros:

-¡Que la Virgencita de Guadalupe los proteja!

Y recibió críticas porque la Morenita del Tepeyac, más que sindicalista, es reconocido como ¡la Patrona! de América!.

También fue, prácticamente, el responsable del cese de de una maestra que recomendó a sus hijas- la de Abascal-, la lectura de la novela "Aura", de Carlos Fuentes. ¿O será de Enrique Krauze? Bueno, mejor consultamos con Enrique Peña Nieto y mañana les confirmamos el nombre del autor de la novela que don Carlos consideró sicalíptica.

Finalmente, la afirmación del señor Abascal que más nos interesa ahora. En cierta ocasión, ante una audiencia de señoras que exigían iguales condiciones de trabajo que los varones, proclamó:

-¡El hombre a la oficina y la mujer a la cocina!

Pues bien, de vivir actualmente, el señor quizá fallecería de nuevo si se enterara de que la nueva secretaria del Trabajo es...¡una dama!

Efectivamente: renunció al cargo el titular anterior de la dependencia, Javier Lozano Alarcón, para dedicar más tiempo a sus actividades twitterescas, si es válida la expresión. Y en sus ratos libres hará campaña para llegar al Senado de la República, representando a Puebla, con el apoyo del gobernador Moreno Valle, ex priista, ahora panista igual que Lozano. Y como para que la cuña apriete debe ser el mismo palo, quizá tenga que competir por el escaño senatorial con Manuel Barttlet, ex priista y próximo perredista.

El caso es que, por primera vez en la historia de este país, una dama, doña Rosalinda Vélez, despacha como secretaria del Trabajo.

Sí, en esa dependencia a la que llegaban muchas señoras, obligadamente guapas, pero a visitar al secretario, don Adolfo López Mateos. Usted recordará la anécdota:

Decían, que ya Presidente, don Adolfo, el joven, al despertarse cada mañana, preguntaba a su secretario particular:

-¿Hoy qué nos toca...

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