Grillotina / Dos Juanes y un Pancho

AutorMarco Antonio Flota

A partir del próximo sábado, el Santoral de la Iglesia Católica se verá enriquecido con dos nuevos santos varones. Serán elevados a los altares dos Juanes por un Pancho.

Sí: aunque suene a nombre de trío de cantantes de boleros, Juan XIII y Juan Pablo II serán declarados santos por Francisco, el Papa en funciones. Se aclara lo de "Papa en funciones", porque hay otro Papa, pero en retiro: Benedicto XVI.

Y parece que don Benedicto está, en efecto, retirado. No ha sido el caso de Presidentes mexicanos, como don Plutarco, quien siguió ejerciendo tras el trono, hasta que lo retiró el Tata- en vida casi Papa- Lázaro. El que parece Presidente en activo es Carlos Salinas de Gortari, quien no aguanta las ganas de reaparecer: se acaba de presentar a dar el pésame a la viuda y e hijos de Gabriel García Márquez. Y ansía llegar a cumplir hasta sus 100 años de soledad, fuera del poder. México no es tierra pródiga en santos. Tenemos, desde luego, a San Francisco de Jesús, quien murió en Japón martirizado; algunos cristeros ya beatificados y en proceso de canonización. Certificado por Roma, hace unos 4 o 5 años, está Monseñor Guízar y Valencia, quien nació en Michoacán y falleció como Arzobispo de Veracruz, antes de los Templarios y los Zetas, lo que tampoco reduce sus méritos de santidad.

No cuentan, desde luego, San Malverde, falso santo de los narcos ni el Niño Fidencio, quizá el primer Niño Verde de este país, porque curaba con yerbas. Hay cierta idolatría por Santo, el Enmascarado de Plata, pero no se le puede considerar santo porque tuvo hijos: menos que el Padre Maciel, pero los tuvo.

Y quizá el santo mexicano más venerado sea San Juan Diego, el que le cantó al obispo Zumárraga:

"¡Te traigo estas flores..."

Y al desplegar la tilma, cayeron las rosas y apareció el retrato venerado de la Virgencita de Guadalupe. ¿Por qué será Juan Diego el santo más venerado, si no hace tantos milagros como su tocayo Fernández de Cevallos y no exige limosnas tan elevadas, ni terrenos en Acapulco en los que se podrían construir varias Basílicas la vez?

Simple, y sencillamente, porque Juan Diego usaba tilma, tan parecida al mandil que la mayoría de los mexicanos traemos, del cuello hasta las rodillas. (Mayores...

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