Grillotina / El que buen árbol se arrima...

AutorMarco Antonio Flota

Corrían los tiempos del Presidente López. (Hablamos de Portillo, no de Santa Anna, quien fue Presidente de México más veces de las que será candidato un tocayo suyo).

Pues bien, en aquel tiempo -el de López Portillo, no de Santa Anna-, alguien reformó el consabido refrán: "El que a buen árbol se arrima...hace pipí antes de defender el peso"

Viene esto a colación porque ayer, en la columna hermana Domingrillo, comentábamos que vivimos una etapa de política forestal: tras el palo de Madero, los Pinos protegen a Robles (Doña Rosario, secretaria de Desarrollo Social).

Pero, meditándolo mejor, podríamos decir que la política mexicana siempre ha sido forestal. Y como no se vale hacer afirmaciones sin base, a menos que te llames Jeniffer y seas testigo protegido o te llames Marisela y seas Procuradora, aquí le van algunas pruebas que esperamos sean contundentes:

La política mexicana siempre ha tenido tintes forestales, desde que el Tata Lázaro estrenó Los Pinos. Sin embargo su hijo, pese a llamarse Cuauhtémoc y no Hernán Cortés, ha llorado debajo del Árbol de la Noche Triste 3 veces, después de 3 elecciones presidenciales.

Cuentan que el general Avila Camacho era más frágil que una matita de cilantro, empero su esposa, doña Soledad, tenía la consistencia de un roble. Y su hermano Maximino se doblaba como un junco... hasta que lo quebraron en una comida condimentada con arsénico.

Don Miguel Alemán fue esbelto cual palmera veracruzana, aunque infectada por la plaga de sus amigos. Y si dice la Biblia que "por sus frutos los conoceréis", nos dejó a Miguel Jr., quien llenó al Gobierno de Veracruz de aviadores que no daban golpe, pero ahora hace trabajar más de la cuenta a los pilotos de Interjet.

Casi tenía la edad del Árbol de Tule don Adolfo Ruiz Cortines cuando llegó a la Presidencia de México, pero rejuveneció gracias a las podas que le ponía su señora, doña María Izaguirre. Según los que lo trataron de cerca, don Adolfo López Mateos era muy jacarandoso y para colgarse de la liana, o sea darle vuelo a la hilacha, casi dejó el país en manos de su secretario particular Humberto Romero- planta aromática-.

Luis Echeverría se despertaba...

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