Grillotina / ¡Aaaarrancan!

Al fin llegó el día tan esperado.

Hoy, como todos los años en esta fecha, arranca lo que algunos chistosos han dado en llamar el Maratón Guadalupe-Reyes: del 12 de diciembre al 6 de enero.

Período en el que se olvidan todas las rencillas, todos los agravios. Se funden en abrazos chivas y americanistas, ricos y pobres, suegras y yernos, priistas y panistas, Germán Martínez y Manuel Espino, Jesús Ortega y Alejandro Encinas.

Incluso sospechamos que, de encontrarse en alguna posada, intercambiarían felicitaciones Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador. Lo que, sin embargo, consideramos improbable porque el Peje, aunque ateo, cantará la letanía en algunas vecindades, invitado por sus adelitas y adelitos, pero el Presidente, aunque católico ferviente, no asistirá a ninguna posada popular, porque se lo prohíbe el Estado Mayor.

Justo es el que este período de fiestas se inicie con el homenaje a la Virgencita de Guadalupe, también Patrona de México, título que comparte, pero éste con masculino, con don Carlos Slim.

El fervor por la Morenita incluye a su descubridor, antes bato- como Fox-, después beato- igual que Fox-, pero ahora Santo- calidad que ya no comparte con Fox-. Nos referimos, claro, a Juan Diego, quien tiene el honor de llevar el mismo nombre de un famoso galán y un prominente político. El político es, desde luego, el actor Diego Luna, quien cuando no está filmando es porque está atacando al establishment, y el galán no puede ser otro que el abogado Diego Fernández de Ceballos, constructor de autopistas del amor.

En cuanto a la Virgencita, aunque más de la mitad de las mexicanas llevan su nombre- ¡salud, Lupita Loaeza!-, que recordemos sólo hemos tenido una Primera Dama así llamada: doña Guadalupe Borja de Díaz Ordaz.

El caso es que millones de mexicanos se postrarán hoy a los pies de la Emperatriz de América. Centenares de miles más de los que reunió Madonna, aunque los fans de ésta, hay que reconocerlo, son de mayor poder adquisitivo, pero- El Pirruris diría- más nacos.

Aunque muchos llegarán de incógnito hoy a la Basílica, un observador atento podría descubrir:

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