Los más grandes aporreadores

AutorAlbert Chen

Sports Illustrated

Ellos fueron bateadores de poder en el sentido más verdadero de la palabra, bateadores de todo o nada que se perdieron la actual época llena de jonrones de estadios pequeños y pitcheo suavizado. Las carreras de cinco de los mayores toleteros -Cecil Fielder, Rob Deer, Dave Kingman, Mickey Tettleton y Gorman Thomas- compartieron una sorprendente semejanza: Cuando no le daban una paliza a la bola, fallaban espectacularmente. Entre todos pegaron mil 504 jonrones y se poncharon 7 mil 187 veces.

Con Kingman, Sports Illustrated también abanicó y falló. Después de varias llamadas telefónicas y faxes a Kingman que no fueron contestados, Sports Illustrated envió al fotógrafo Jeffery Salter a Glenbrook, Nevada, donde Kingman, de 53 años de edad y jubilado, vive con su familia a orillas del Lake Tahoe. Salter llegó para encontrar al hombre otrora conocido como Kong, todavía delgado pero con el cabello entrecano, trabajando en su garage. Kingman, un jugador que detestaba tanto a los medios de comunicación que una vez envió una rata a un redactor deportivo y vertió una cubeta de agua helada sobre otro, insistió en que estaba "demasiado ocupado" para ser incluido en esta revista. "Considerando que un extraño estaba entrando al camino de la cochera de su casa en una camioneta", dice Salter, "se portó bastante cordial".

Con 442 cuadrangulares en su carrera, Kingman, quien jugó con 7 equipos en el transcurso de 16 temporadas (de 1971 a 1986), es el jonronero más prolífico elegible para el Salón de la Fama que no está en éste, gracias a un promedio de bateo de .236 en su carrera y a mil 816 ponches. Pero ninguno de estos toleteros se avergüenza de sus frecuentes fallas para conectar.

"Cuando era niño, yo no recordaba al cuate que tenía cinco hits", dice Deer. "Incluso si bateaba una de cinco veces con cuatro ponches, yo recordaba al que había conectado el jonrón para ganar el juego".

Traducción: EL NORTE / Aron Covaliu

Rob Deer

Se movía sin nada de agilidad, avanzando torpemente por las bases, tambaleándose en el jardín y, más notablemente, siendo ponchado sin elegancia alguna -186 veces en 1987, un récord para la Liga Americana.

"Abanicaba lo más fuerte que podía, por si acaso hacía...

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