Gran vitrina

AutorRoberto Gómez Junco

Esta edición de la Copa Confederaciones se presenta para el futbol mexicano como una magnífica oportunidad para retomar el camino del progreso durante tanto tiempo alcanzado y recientemente interrumpido.

Después de los grandes logros de 2012 (con la histórica medalla de oro en los Juegos Olímpicos a la cabeza), en este 2013 la Selección Mexicana ha sufrido un inquietante retroceso y como consecuencia ha postergado la obtención de su boleto para la Copa del Mundo de 2014, boleto que de cualquier forma podía darse de antemano por obtenido.

Ahora, un evento que antes se veía propicio para festejar con el mejor futbol posible la obtención de ese boleto, se ha convertido en una serie de partidos (por lo pronto ante los representativos de Italia, de Brasil y de Japón) que deberán ser aprovechados al máximo en el intento de acercarse al nivel óptimo para así resolver después, sin mayores problemas, el pendiente de la Eliminatoria Mundialista.

Si es cierto que el equipo mexicano suele empequeñecerse ante los débiles pero también crecer ante los fuertes, ésta es una inmejorable oportunidad para demostrarlo.

Para así lograrlo, de algo puede servirles a los tricolores recordar que ya en 1999 la Selección Mexicana fue capaz de coronarse en la Confederaciones bajo la dirección de Manuel Lapuente, aprovechando por supuesto la indudable ventaja de jugar como local. Y recordar, sobre todo, que en el 2005, bajo la férula de Ricardo La Volpe, la escuadra mexicana alcanzó el mayor nivel de rendimiento que se le haya visto en la historia de estos torneos.

Ciertamente, en cualquier proceso mundialista lo ideal es llegar en el punto más elevado a la Copa del Mundo y no antes, como sucedió con aquel equipo dirigido por La Volpe, que ya en el 2006, a pesar de su buena despedida ante los argentinos, no fue capaz de alcanzar el nivel alcanzado el año anterior.

A lo opuesto debe aspirar este conjunto nacional de José Manuel de la Torre: llegar a Brasil 2014 en condiciones óptimas, y para ello aprovechar por lo pronto esta Confederaciones para acercarse a esas óptimas condiciones de las que últimamente ha estado tan lejos.

Para reanudar el camino del progreso, esa tendencia ascendente que en términos generales han manifestado los máximos representativos de nuestro futbol desde hace varios años, a estos tricolores les urge soltarse en su juego, correr más riesgos, jugar ordenados pero también con mayor desparpajo, ser más eficientes en sus tareas, más intensos en sus...

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