La gran minoría: la democracia cristiana en Perú

AutorGregory D. Schmidt
Cargo del AutorProfesor asociado de ciencia política en la Universidad de Northern Illinois
Páginas434-477
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XI. LA GRAN MINORÍA:
LA DEMOCRACIA CRISTIANA EN PERÚ*
GREGORY D. SCHMIDT
LOS DEMOCRATACRISTIANOS siempre han parecido estar fuera de lugar en Perú,
uno de los países más diversos y étnicamente estrati cados del hemisferio
occidental. En una tierra de caudillos, masas de pobres y demagogia fre-
cuente, los democratacristianos de Perú han sido dirigidos por intelectua-
les, han recibido la mayor parte de su apoyo de una clase media urbana con
buena educación y se han expresado mediante un discurso político comple-
jo. Mien tras que Perú ha presenciado varios cambios abruptos en sus siste-
mas políti co y económico desde la segunda Guerra Mundial, los democra-
tacristianos del país han estado constantemente comprometidos con la
democracia y la justicia social, incluso cuando el con icto sobre la impor-
tancia relativa de estos dos valores condujo a un grave cisma en su movi-
miento. En contraste con la improvisación y el oportunismo prevalecientes
en la política peruana, los democratacristianos han subrayado la organiza-
ción del partido, han mostrado competencia técnica y con frecuencia han
tomado posiciones fundamentadas en principios.
En vista de esta aparente falta de ajuste al medio peruano, no es de
sorpren der que los democratacristianos nunca hayan accedido a la presiden-
cia del país. Sin embargo, es notable que hayan tenido un impacto sobre las
ins tituciones políticas y la política pública mucho mayor de lo que podría
espe rarse dado su limitado apoyo electoral. En realidad, Pedro Planas, ya fa-
llecido, un prominente estudioso y activista político peruano, llamó a los de-
mocratacristianos “la gran minoría”, designación que resume claramente el
papel que han desempeñado en Perú durante la segunda mitad del siglo XX.
* El autor reconoce con agradecimiento el apoyo recibido para el trabajo de campo en Perú
del Center for Latino and Latin American Studies de la Northern Illinois University. Jeffrey
Klaiber, S. J., y Pedro Planas compartieron conmigo sus abundantes conocimientos de la Igle-
sia católica y de la democracia cristiana en Perú. Kirk Hawkins contribuyó con comentarios
útiles. Este capítulo está dedicado a la memoria de Ernesto Alayza Grundy, Pedro Planas y
Roberto Ramírez del Villar.
LA GRAN MINORÍA: LA DEMOCRACIA CRISTIANA EN PERÚ 435
Durante la mayor parte del periodo 1963-1990, los democratacristianos
estuvieron alineados, formal o informalmente, con el gobierno en el poder,
desempeñando un papel central no muy diferente del que tenían los demó-
cratas libres en la Alemania de la posguerra. De los partidos democratacris-
tianos han surgido destacados parlamentaristas, notables ministros del go-
bierno e importantes líderes de los gobiernos locales, en particular de Lima.
Además, el liderazgo de las asociaciones civiles y profesionales ha proveni-
do desproporcionadamente de sus  las. Incluso varios destacados líderes
de otros partidos políticos con fuerte identidad democrática tienen sus raí-
ces en la democracia cristiana.
Este capítulo estudia los orígenes y la evolución de los partidos demo-
cratacristianos en el marco variable y a menudo complejo de la política pe-
ruana, destacando la continuidad de sus ideas centrales y sus principales
propuestas políticas. Aunque alianzas populares con otros partidos o líde-
res han limitado por lo general el potencial electoral de los democratacris-
tianos, estos últimos al parecer no estaban dispuestos o no fueron capaces
de aprovechar oportunidades clave para ganar el apoyo del electorado no-
toriamente volátil de Perú durante una serie de transiciones democráticas.
Ernesto Alayza Grundy, uno de los fundadores de los dos partidos demo-
cratacristianos principales del Perú, re exiona: “Para nosotros, la mayor
prioridad no es ganar el poder político; el objetivo principal es formar un par-
tido político con una estructura estable, principios sólidos y soluciones
para los problemas. Ese partido puede trabajar dentro del gobierno o fuera
de él”.1 Incluso cuando un importante cisma y varias deserciones debili-
taron sus oportunidades de éxito electoral, los democratacristianos sacri ca-
ron repetidas veces sus intereses partidistas inmediatos para fortalecer las
frágiles instituciones democráticas. Además, han perdido oportunidades de
subir al poder, como resultado de la inestabilidad política, de errores tácti-
cos o simplemente de mala suerte.
Las secciones iniciales de este capítulo estudian el desarrollo inicial de
la democracia cristiana peruana, incluyendo los dos efímeros partidos polí-
ticos formados en 1931 y 1948. Las siguientes secciones muestran la evolu-
ción de la democracia cristiana como una fuerza permanente en la política
peruana desde mediados de los años cincuenta, con referencias a los católi-
cos progresistas en otros partidos. Este panorama histórico concluye con
1 Citado en Partido Popular Cristiano (PPC), 1991, p. 129, que incluye entrevistas con los
principales líderes del partido democratacristiano más conservador de Perú. Limitaciones de
espacio impiden que proporcionemos  chas separadas de cada entrevista en la bibliografía.
436 LOS PARTIDOS DEMOCRATACRISTIANOS EN DECADENCIA
una breve relación de los esfuerzos recientes por reuni car a los católicos
progresistas y el sorprendente resurgimiento de la democracia cristiana en
la elección de 2001. La última sección del capítulo resume las contribucio-
nes de los democratacristianos en Perú y discute varios factores que han li-
mitado su éxito.
LA UNIÓN POPULAR
En contraste con Chile, Perú no desarrolló un partido conservador de algu-
na importancia que defendiera constantemente a la Iglesia. En cambio, la
Iglesia apoyó a políticos de diferentes partidos que estaban predispuestos
a defender sus intereses. La mayoría de los miembros de la Unión Católica
y de otros tempranos grupos laicos provenían de la pequeña clase media,
en especial en las provincias, y de antiguas familias de clase alta. En gene-
ral, las organizaciones laicas católicas, así como los partidos democrata-
cristianos que después han surgido, habían tenido más fuerza en el sur de
Perú —en particular en Arequipa— que en el norte. Las principales ciuda-
des del sur —Arequipa, Ayacucho y Cuzco— eran las sedes de las arquidióce-
sis y las universidades más antiguas, pero su desarrollo económico se había
quedado atrás desde mediados del siglo XIX. En las provincias, el catoli-
cismo frecuen temente había sido un estandarte para a rmar los valores
locales, rechazando las ideas “extranjeras” y resistiendo el dominio cada
vez mayor de Lima (Klaiber, 1992, p. 218). Sin embargo, la doctrina social
de la Iglesia em pezó a llegar a una nueva generación de católicos de clases
media y alta al fundarse la Universidad Católica en 1917 y con el crecimien-
to de nuevas orga nizaciones laicas durante los años veinte (Planas, 1996,
pp. 25-43).
El derrocamiento en 1930 del régimen autoritario de Augusto Leguía
produjo una apertura democrática con oportunidades extraordinarias para
nuevas fuerzas políticas. Durante la dictadura de Leguía no sólo se había
destruido o desacreditado a los partidos políticos, sino que el electorado,
compuesto totalmente por hombres, había aumentado en más de la mitad
desde la última elección competitiva en 1919. Entre los muchos grupos po-
líticos incipientes y que se organizaron para competir en las elecciones de
octubre de 1931 estuvo la Unión Popular (UP). Uno de los primeros volantes
repartidos por la UP proclamaba que se había formado para “defender los
intereses sagrados de las clases media y proletaria por medio de un conjun-
to de reformas sociales introducidas por los partidos católicos de Alemania

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