Graco Ramírez Garrido / Estamos a tiempo

AutorGraco Ramírez Garrido

Señalar la falta de un gran acuerdo para conducir la transición mexicana se ha convertido ya en lugar común. Las evidencias son más que suficientes y los peligros de una grave regresión son cada vez mayores.

El talante democrático del PAN se pone en entredicho cuando se les ve dispuestos a hacer uso de los recursos autoritarios del pasado. Su dirigencia se mueve entre la reafirmación de la transición y las posturas ultras que privilegian sus filias derechistas.

El PRI se encuentra atrapado por un presidente nacional que quiere el partido para sí, asegurando de esa manera su propia candidatura presidencial. Más allá de éste, se manifiestan un conjunto de Gobernadores que cada día más actúan como señores feudales que como miembros de un mismo partido. El programa neoliberal que encabezó Salinas y continuó Zedillo sigue siendo una contradicción no resuelta con el programa de la revolución mexicana que le dio vida al PNR, abuelo del PRI.

El PRD tiene el reto de ser una institución con vida propia y presentarse como una opción de izquierda moderna, con una propuesta económica viable para amplios sectores de la sociedad, que permita una consistente política social y haga del crecimiento económico una vía para propiciar mayores oportunidades con equidad. Por supuesto, tiene como desafío resolver adecuadamente las contradicciones que se manifiestan entre su líder fundacional Cuauhtémoc Cárdenas y el liderazgo emergente de Andrés Manuel López Obrador. Sin ambos, la suerte del PRD se ve complicada.

Ninguno de estos agrupamientos políticos se ha comprometido a pagar los costos de encabezar ese acuerdo que ponga fin al ambiente de rispidez y enfrentamientos interminables que han deteriorado la imagen de los políticos y de los partidos mismos.

El desencanto que ha generado el Gobierno de Fox en la población provoca altos índices de abstención ciudadana, lo que le ha permitido al PRI reposicionarse en las elecciones federales del 2003, por ser la maquinaria electoral más organizada. Aunque no dejan de ser alentadores los resultados de Tabasco donde el PRI, léase Roberto Madrazo, perdió el Congreso y los principales Ayuntamientos, en Yucatán con la derrota de los viejos dinosaurios y los resultados que se esperan en Zacatecas con la perredista Amalia García y la sorpresa que puede dar en Chihuahua la coalición que encabeza Javier Corral. A pesar de todo los vientos que soplan son a favor de la democracia. Las expectativas de mantener el cambio democrático...

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