A golpes por las medallas

AutorJosé Luis Tapia, Adrian Basilio y Héctor Juárez

Liborio Romero

Liborio Romero estaba consciente de que para personas como él, que nacen en el campo, y que tienen deseos de iniciarse en cualquier actividad, las cosas siempre se complican más.

Pero sus deseos de ser alguien fueron mayores y pese a no conocer el equipo completo de un boxeador y a que los guantes y concha con los que peleó por primera vez se los regalaron, hoy tiene en su haber una medalla panamericana y va a Sydney por la olímpica.

"Empecé desde abajo y abrirme camino fue difícil porque tenía que demostrar que podía y afortunadamente he logrado lo que he querido y el pase a los Juegos Olímpicos es un gran logro y estoy contento por ello.

"Si no me hubiera dedicado al box no sería deportista. Cuando llegué a Tijuana me abrí más de ojos, porque nací en un pueblo y ahí no se ven muchas cosas. En Tlaxcala ayudaba a mis padres en el campo a cortar zacate y cuidar los animales. Si no hubiera sido por ese viaje no sería boxeador", confiesa con humildad.

Su primer contacto con el boxeo fue por medio de la televisión. Daniel Zaragoza, ex campeón mundial Supergallo, fue el primer personaje de este medio que conoció, pero nunca había subido a un ring hasta 1992 cuando sus familiares lo llevaron a un gimnasio en Tijuana. Hoy, a ocho años de distancia, Liborio es a quien se dirigen las grabadoras de todos los medios, pues representa una de las más sólidas esperanzas de conseguir algo en los Juegos Olímpicos.

Aunque cuenta con el apoyo de toda su familia, sus padres nunca han estado conformes con su profesión; sin embargo, afirma, éstos le dicen, o mejor dicho, le exigen, que haga bien las cosas pues "ya estoy más para acá que para atrás".

Como él dice, ya está encarrilado en el deporte de los golpes y en el último año de su carrera su esfuerzo y dedicación se han visto recompensados al ser uno de los becarios del Compromiso Integral de México con sus Atletas, fideicomiso que apoya a los atletas calificados a la justa olímpica, el cual aprueba y le exige continuidad.

"Todos aspiramos a una medalla, la olimpiada es muy dura porque van los mejores del mundo, pero nosotros nos prepararemos fuerte para lograr una presea", aseguró.

José Luis Zertuche

Su preocupación no estaba por demás. Tras fracasar en la primera fase del preolímpico celebrada en Tampa, Florida, las autoridades lo dieron de baja del equipo por bajo rendimiento. Eso significaba perder la beca, echar 7 años de esfuerzo a la basura.

Pidió, casi imploró otra oportunidad, pero en otro peso donde no tuviera que sufrir con la báscula. Intervino su entrenador Vicente Torres, la consiguió y tras ganar la final del segundo preolímpico en peso medio ligero, aseguró su participación en los Juegos Olímpicos.

"Soy de las personas que no se dejan vencer tan fácilmente y me siento muy afortunado de haber superado esos obstáculos. Nunca pensé llegar a tanto porque lo mío era algo pasajero y ahora estoy en unos Juegos Olímpicos.

"Para mí ha sido muy difícil llegar a los Juegos Olímpicos, me ha costado mucho trabajo porque me he enfrentado con muchas barreras que me han estado impidiendo las cosas, ya sean lesiones, personas o por mi indisciplina", expone.

Y sin querer decir nombres, Zertuche afirma que el boxeo es uno de los deportes en los que la gente de pantalón largo se preocupa más por sus puestos directivos que por los atletas.

"Los directivos deberían olvidarse un poco de la política y preocuparse más por ayudar a los deportistas porque la mayoría de las veces no lo hacen. El boxeo es uno de los deportes en los que se ha visto mucho eso, por política se quedan (en el...

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