Golpe al América… Y de paso a Chivas

Daniel Blumrosen JuárezMÉXICO, D.F., marzo 1 (EL UNIVERSAL).- Ataviado con prendas de exclusivas marcas, Gustavo Matosas fue un símil de maniquí… Incluso durante esos minutos en los que fueron desnudadas las carencias ofensivas del vigente campeón mexicano.

Impávido, con las manos en la cintura y el asombro marcado en el rostro, el director técnico del América no pudo sacudir a un equipo que fue noqueado por aquella obra de arte fabricada por el chico Luis Téllez (31’).

Gol digno de museo, pelota inalcanzable para Moisés Muñoz. Daga en los corazones azulcrema, esos que percibían a los desahuciados Leones Negros de la Universidad de Guadalajara como simples víctimas.

No era para menos. Los tapatíos llegaron a Santa Úrsula como sotaneros en las tablas del Clausura 2015 y cocientes. El valioso triunfo de ayer (1-0) sólo les permitió salir de la primera, que es la menos importante, pero lograron mucho más que tres unidades.

Eso explicó el júbilo de Alfonso Sosa y sus futbolistas tras el silbatazo final del árbitro Luis Enrique Santander. Los universitarios han dado el batacazo más grande en la primera mitad del certamen y, de paso, infundieron temor en el Guadalajara.

Porque las Águilas presumieron, involuntariamente, su antagonismo con las Chivas. Su acérrimo rival necesitaba un triunfo crema para tener tranquilidad en la lucha por no descender. Recibieron el enésimo motivo de preocupación.

Sentimiento experimentado por el estratega de los locales, cuyo peculiar saco cuadriculado en tonos azul y blanco permaneció intacto… Al igual que su equipo, pese a los esfuerzos para levantarlo.

Desesperado, el uruguayo laceró sus cuerdas vocales en pos de hallar la combinación que abriera el candado melenudo. Ganó el partido desde la zona técnica, estaba convencido de que tenía las piezas para hacerlo. El problema es que sus jugadores no le hicieron daño.

Adiós a la racha de cinco juegos en Liga sin perder (tres victorias y dos empates), al invicto como local y a la cadena de cuatro juegos consecutivos de Darío Benedetto con gol.

Cuando fue sustituido por Martín Zúñiga (73’), le acompañó un sonoro abucheo.

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