Golear tiene su ciencia

AutorÁlvaro González

Cuando todo el mundo mire al futbolista francés Zinedine Zidane hacer un pase de 30 metros preciso al pie de su compañero, un regate imposible de Ronaldinho sobre un rival que apenas le alcanza a mirar su número mientras anota un gol, o los reflejos de los porteros durante el Mundial, quizás sean pocos los que reconozcan y celebren la capacidad funcional de su sistema nervioso central.

El futbol no sólo es arte, también es química, impulsos eléctricos, física, un juego de balances y dinámica. Para moverse los jugadores llevan a cabo, aunque no lo sepan, una serie de complejos procesos neurofisiológicos tan sólo para mover un pie.

Entremos al cerebro de Ronaldinho. Los movimientos humanos se realizan utilizando tanto el cerebro como la médula espinal. En el caso de los futbolistas, que usan las piernas como su principal herramienta, todo empieza en la corteza cerebral y se extiende hasta la médula espinal, donde se controlan los nervios de las extremidades inferiores, el lugar donde el brasileño reúne su magia.

Sin embargo, las piernas del 10, no son más que el punto visible y ejecutor de una serie de acciones que empiezan en el cerebro. Ahí, dentro del lóbulo frontal, se encuentra la corteza motora.

Ésta es la que, con la información externa que el jugador capta a través de los estímulos sensoriales, principalmente visuales, auditivos y táctiles (la ubicación de los compañeros, los contrarios, las dimensiones de la cancha, los gritos, los empujones, los choques), decide y manda los movimientos a efectuar por los músculos a través de las motoneuronas alojadas en la médula espinal.

"El movimiento es muy complejo y en el futbol, al igual que en otros movimientos voluntarios, se reúne el funcionamiento simultáneo y coordinado de los tres niveles jerárquicos del control motor: corteza cerebral, tronco del encéfalo y médula espinal", explica la doctora Marisela Hernández, investigadora del Instituto de Neurociencias de la UdeG.

"El movimiento de las piernas es generado en la médula espinal porque ahí están las neuronas que inervan los músculos, pero a su vez, tal movimiento es modulado, planeado y ajustado por la corteza cerebral", agrega.

En el caso de las respuestas reflejas rápidas, un asunto más para los porteros que tienen que reaccionar en mucho por instinto, éste requiere del procesamiento sensorial y ejecución precisa que imprima la exactitud y despliegue de fuerza necesaria para detener un lanzamiento a gol.

Más allá del movimiento

En la...

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