GLOSAS MARGINALES / Se unifica el salario, pero no la opinión

AutorEverardo Elizondo

Hace una semana la STPS y la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos anunciaron la unificación del salario mínimo (SM) para todo el País, desapareciendo, en consecuencia, la diferencia entre las llamadas Zona A y Zona B. El cambio propició muchos comentarios en los medios de información: algunos fueron favorables, pero quizá la mayoría de ellos resultaron reprobatorios.

Ciertas críticas son atendibles. Por ejemplo, es obvio que un ingreso por SM de un poco más de 2 mil pesos al mes no es precisamente ideal, pero tampoco es "pobreza extrema". El Banco Mundial define una situación de "pobreza extrema" cuando el ingreso diario por persona es 1.25 dólares (420 pesos).

Otras opiniones derogatorias me hicieron recordar un párrafo de Graham Greene, en El Tercer Hombre: "El aficionado tiene otra ventaja sobre el profesional: puede prescindir de toda prudencia. Puede revelar verdades inútiles y emitir teorías absurdas".

Una verdad inútil es que el SM no corresponde a lo estipulado en la Constitución. En efecto, de acuerdo con lo establecido en la Ley, el SM debería bastar para cubrir las "necesidades normales" de un jefe de familia, tanto en lo "material" como en lo "social" y "cultural". Además, para sufragar "la educación obligatoria de los hijos". Sin duda, la intención del texto es muy noble y generosa. Pero, en rigor, no es muy útil en la práctica. ¿Qué son, concretamente, las necesidades "normales"? ¿En qué consisten las llamadas necesidades "sociales" y "culturales"? ¿Hasta qué grado alcanza la educación obligatoria? ¿De cuántos hijos? Etc., etc. En este sentido, la disposición constitucional aludida se parece mucho a otras igualmente elusivas. Verbigracia, la referente a la deuda pública, según la cual (cito de memoria): "ningún empréstito podrá celebrarse sino para la ejecución de obras que directamente produzcan un aumento de los ingresos públicos".

En cuanto a "teorías absurdas" sobre los salarios cabe mencionar dos. Una muy popular argumenta que el aumento del SM es condición obligada para fortalecer el deprimido mercado interno. Se trata de un juicio peculiar: si para elevar la capacidad adquisitiva de los mexicanos -algo deseable de por sí- lo único que se necesita es incrementar el SM, el...

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