GLOSAS MARGINALES / Tres 'ideas' en busca de lógica

AutorEverardo Elizondo

La gratuidad imposible

Da la impresión de que todos los gobiernos están empeñados en prometerle al público servicios médicos de cobertura completa, más o menos gratuitamente. (Por ejemplo, "Habrá gratuidad con el Insabi, 'cueste lo que cueste': AMLO", La Jornada, 22/01/20)". ¿De veras?

Veamos un caso. Según las cifras de la OECD, en Estados Unidos, en 2018, el gasto en salud fue del orden de 10,600 dólares por persona. (Otras fuentes sitúan el gasto en un poco más de 11,000 dólares). De ese total, cerca de 9,000 dólares tienen su origen en una "contribución" obligatoria. Por ejemplo, el programa llamado Medicare se financia con un impuesto del 2.9% sobre el ingreso proveniente de sueldos, de salarios o del trabajo por cuenta propia. El ingreso generado por inversiones también es gravado, pero sujeto a una tasa más alta. Medicaid es un programa pagado con fondos públicos --parte del gobierno federal y parte de cada estado--. Este es el aspecto, digamos, formal del asunto.

La cuestión de fondo es otra: no hay tal cosa como la supuesta gratuidad. El gasto gubernamental, cualquiera que sea su destino, no tiene más que dos formas de financiarse: impuestos hoy o impuestos mañana. El público en general termina pagando las erogaciones en cuestión. La distribución de esa carga depende de la estructura del sistema tributario y, entonces, de la incidencia de cada impuesto sobre la población. Conviene recordar que la inflación es un impuesto, aunque no sea legislado.

Para asegurar la debida transparencia de las propuestas de gasto público en salud, todas y cada una de ellas debería ser acompañada de una fórmula específica de financiamiento. El flamante Insabi, por ejemplo, ha recibido, con razón, una oleada de críticas, entre otras cosas, precisamente porque está claro cómo se va a sufragar.

La imposición importuna

Resulta cada vez más evidente que una de las incongruencias del programa económico de la 4T se ubica en lo fiscal. Esto se advirtió desde la campaña presidencial. Conforme la realidad ha venido confirmando el problema, ha resurgido la idea de que una reforma impositiva es "ineludible" (sic). Que tal noción la proponga la OECD no es sorprendente. Lo asombroso es que la apoyen algunas instituciones del sector privado.

El antecedente inmediato es inquietante. Entre 2012 y 2018 la carga...

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