GLOSAS MARGINALES / Otra parábola política

AutorEverardo Elizondo

Hace algunas semanas publiqué un artículo con el título de "Parábola Política", referido al ascenso y caída del político canadiense Michael Ignatieff. Esta vez, me ocupo de la reciente parábola política de Michelle Bachelet, la Presidente de Chile.

En días pasados, Bachelet reorganizó su gabinete en forma drástica. El cambio incluyó la remoción del Ministro del Interior y del Ministro de Hacienda. Según entiendo, esto último es la primera vez que ocurre desde la época de Augusto Pinochet (1973-90). El cataclismo se originó en los varios escándalos de corrupción que han asolado a su régimen. Uno de ellos involucró nada menos que a su hijo. Otro está conectado con el financiamiento de su propia campaña presidencial. A pesar de ello, por su parte, ha dicho enfáticamente que no renunciará.

Algunos analistas políticos han elogiado la decisión de la Presidente, calificándola de valerosa y acertada. En mi opinión de lego, Bachelet no tenía realmente alternativa. Una encuesta reciente "dice" que sólo 29 por ciento de la población chilena aprueba su gestión. Una forma alternativa de presentar la cifra es señalar que el 71 por ciento la desaprueba.

Chile ha tenido durante muchos años la reputación, bien ganada, de ser uno de los países con menores índices de corrupción en el mundo y el de mejor posición en América Latina. Lo sucedido constituye, en consecuencia, una muy grave crisis institucional. De paso, muestra que el fenómeno no respeta antecedentes históricos ni colores políticos. (Bachelet es socialista).

Bachelet tiene apenas un año como Presidente, en lo que es su segunda vez en el cargo (la primera fue de 2006 a 2010). La crisis pone en riesgo el ambicioso plan de reformas estructurales que ha ofrecido. ¿Por qué? Porque la baja en la popularidad del Ejecutivo reduce su capacidad de gobernar, por dos razones. Por un lado, el propio partido en el gobierno puede intentar distanciarse estratégicamente del escándalo, pensando siempre en la siguiente elección. Después de todo, la meta de un partido político es ganar y retener el poder. Por el otro, la oposición (en el Legislativo) reforzará desde luego su postura trabadora. La oportunidad es ideal para poner en jaque al Ejecutivo.

La intención de las reformas de Bachelet es transformar el modelo de desarrollo de Chile, para hacerlo...

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