GLOSAS MARGINALES / La OCDE recaudatoria

AutorEverardo Elizondo

En mayo 2013, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un documento bastante extenso, titulado "Estudios Económicos de la OCDE, México". Se trata prácticamente de un análisis de todos los aspectos relevantes de la economía mexicana, enfatizando lo que, a juicio de la organización, son sus principales problemas. El texto presenta varias características destacables, pero una de ellas no es la timidez. En efecto, el estudio contiene una gama muy amplia de recomendaciones concretas de política económica.

La situación fiscal de México es uno de los temas de la obra citada. Específicamente, en lo que toca a la parte impositiva, la OCDE avala un lugar común: "los ingresos fiscales son bajos" en relación con lo observado en muchos otros países. A pesar de que la afirmación parece tener calidad de axioma, lo cierto es que se presta a cuestionamientos muy razonables. Por lo pronto, vale aclarar que "ingresos fiscales" no es lo mismo que "ingresos tributarios". De hecho, en el caso mexicano, en términos del PIB, el primer rubro es más o menos el doble que el segundo.

Independientemente de la precisión anterior, la OCDE acierta cuando dice que las tasas impositivas no son menores que en otras latitudes, pero que la base de los impuestos, tanto sobre el ingreso como sobre el consumo, está erosionada por "el predominio de gastos fiscales". ¿Qué significa ese concepto?

Un diccionario de economía define los gastos fiscales como los costos para el erario de ciertos tratamientos tributarios especiales. La SHCP elabora y publica anualmente un "Presupuesto de Gastos Fiscales", donde señala que el término "incluye todas aquellas exenciones, reducciones y desgravaciones que se desvían de la estructura 'normal' de cualquier gravamen". Significa, por supuesto, "una disminución de la recaudación tributaria". Se refiere, por ejemplo, a tasas impositivas más bajas, deducciones favorables, diferimiento del pago, créditos fiscales, etc.

El concepto tiene varios problemas a la hora de tratar de cuantificarlo. Para empezar, es irrealista suponer que la base del impuesto no cambia cuando se suprime el beneficio. Por ejemplo, es razonable pensar que el gasto en colegiaturas disminuirá si...

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