GLOSAS MARGINALES / La informalidad como síntoma

AutorEverardo Elizondo

El "sector informal" de la economía mexicana genera el 25% del PIB, según una publicación reciente del INEGI. La cifra no resultó sorprendente: cálculos hechos por otras instituciones, hace ya algunos años, arrojaron números parecidos.

El tema es complicado. Primero, no hay tal cosa como una definición generalmente aceptada de "informalidad". Luego, como se trata de actividades que están "fuera del radar del gobierno", son muy difíciles de cuantificar. Finalmente, es obvio que la informalidad varía, entre otras cosas, con el cambiante estado general de la economía.

Una señora que hornea pasteles en su casa y los vende a un grupo reducido de clientes, trabaja por lo común en la informalidad. Un constructor que emplea albañiles y registra sólo a la mitad de ellos en el IMSS, opera parcialmente en la informalidad. El típico vendedor "ambulante" en las calles céntricas de cualquier ciudad de México, vive en la informalidad... y quizá en la ilegalidad. Y así por el estilo.

Quienes conocen de la cuestión señalan que los establecimientos que integran la informalidad son típicamente pequeños, y que sus actividades se caracterizan por su baja productividad. Otros de ellos enfatizan que sus trabajadores no están amparados por las "redes de protección social". De ahí, derivan la conclusión de que el sector informal de la economía no sólo es un hecho estructural, sino un impedimento para el crecimiento y un factor de desigualdad. En otras palabras, el sector informal es un problema.

Puede ser, pero no está tan claro como parece. Depende del cristal con que se mire.

Los comerciantes formalmente instalados se quejan de la competencia que representan los "ambulantes" que se arraigan en la banqueta frente a su negocio. Tienen razón. Los "ambulantes" en cuestión no sólo usan sin costo un bien público (las aceras y, a veces, las calles), sino que además es obvio que no pagan impuestos. En el proceso, ponen en peligro a los peatones y son prueba de la inequidad en la tributación. Así pues, está claro que tales informales son un problema.

Sin embargo, cabe recordar que en los primeros lugares de la lista usual de factores determinantes de la informalidad están los siguientes:

· la regulación excesiva y gravosa (en todas sus formas: costos altos de apertura de un negocio; impuestos onerosos y complicados; multiplicidad de trámites; etc.);

· la baja calidad de las instituciones (corrupción; debilidad del Estado de Derecho; falta de transparencia y rendición de...

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