GLOSAS MARGINALES / ¿El Fed al límite?

AutorEverardo Elizondo

La publicación de las minutas de la más reciente reunión del FOMC (Federal Open Market Committee) del banco central de Estados Unidos (el Fed) dio lugar, otra vez, a la expectativa de un aflojamiento adicional de su política monetaria. Y ya en esa vena, hay quienes piensan que Ben Bernanke anunciará la medida como parte del discurso que pronunciará el 31 de agosto en el simposio que anualmente efectúa el Banco de la Reserva Federal de Kansas en Jackson Hole, Wyoming.

Desde mi (aventurado) punto de vista, el hipotético anuncio sería prematuro. Ni la situación económica actual ni sus perspectivas razonadas justifican una mayor lasitud monetaria.

Es cierto que se han acumulado señales de debilidad de la actividad económica mundial. Es verdad también que los indicadores referentes a Estados Unidos "dicen" que la recuperación en marcha ha sido vacilante. Sin embargo, en ninguno de los dos casos los datos prefiguran una repetición de la crisis.

Específicamente, por ejemplo, el flamante resultado (agosto 10) del Survey of Professional Forecasters que levanta trimestralmente el Fed de Filadelfia implica una notable reducción de las previsiones del crecimiento económico, con respecto a las inmediatas anteriores. Como quiera, los nuevos números son todos positivos: 1.6 por ciento para el tercer trimestre de este año; 2.2 por ciento para el siguiente, y 1.8 por ciento y 2.3 por ciento para los dos primeros del 2013.

Además, y esto es lo más relevante, el hecho es que el Fed ha puesto en práctica la política monetaria más laxa desde su creación en 1913. Así es al menos en lo que toca al nivel de la tasa de interés "oficial" de corto plazo, que se sitúa cerca de 0 por ciento (cifra a la que se llegó en noviembre del 2008).

El Fed ha ofrecido mantener la tasa de interés oficial excepcionalmente baja hasta el final del 2014. Por añadidura, ha inducido una disminución de las tasas de interés de largo plazo (por medio de la operación llamada twist). La intención, por supuesto, es abaratar el crédito, facilitar la inversión y propiciar en consecuencia el crecimiento de la producción y del empleo.

El problema consiste, por una parte, en que los bancos cuentan ya con abundantes fondos prestables, pero se muestran todavía algo renuentes a asumir riesgos; y, por la otra, en que las empresas rebosan de recursos propios y no necesitan fondeo, mientras que las familias no quieren volver a endeudarse. En consecuencia, el llamado "canal del crédito" de la política...

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