GLOSAS MARGINALES / Contraste

AutorEverardo Elizondo

El común de los analistas sigue mirando el horizonte económico mundial con optimismo. Ello, a pesar de que no todo lo que está ocurriendo lo justifica. Por ejemplo, la economía de Estados Unidos se desaceleró recientemente (último trimestre de 2013), quizá a causa de la crudeza del invierno. En las economías en desarrollo, Ucrania entró en una grave crisis política -con repercusiones internacionales- que no parece tener solución pronto. Tales eventos han constituido motivos de inquietud en los mercados financieros globales.

Como quiera, los pronosticadores continúan suponiendo que el PIB estadounidense crecerá 2.8% este año, mientras que el PIB mundial subirá quizá 3.5%. Atrás quedó el temor de una renovada crisis europea de la deuda pública, y también la preocupación sobre la inminencia de un despeñadero fiscal estadounidense. Además, no hay señales de un repunte de la inflación. Según una encuesta entre expertos levantada en febrero por el Philly Fed, la economía de Estados Unidos crecerá todavía más el próximo año, quizá un 3.1%.

Desde luego, lo anterior no quiere decir que se hayan resuelto las debilidades estructurales que caracterizan a cada uno de los casos mencionados. Pero está claro que, por lo pronto, los responsables de la política económica se van a ocupar solamente de los retos que les presente lo inmediato.

Janet Yellen (JY) constituye una buena ilustración de la postura referida. Para ahora, no hay duda de que JY prolongará, en general, la política monetaria que definió el Fed de su antecesor. Ello quiere decir que seguirá reduciendo en forma gradual el famoso estímulo monetario (QE) -¡salvo que las circunstancias ameriten una pausa! La intención es no causar más sobresaltos en los mercados y, al mismo tiempo, reaccionar en función de los nuevos datos de la economía. En otras palabras, poner atención sólo al corto plazo. Esta no es, ciertamente, la manera ortodoxa de hacer banca central.

Pero esa es otra historia. Para el futuro inmediato, lo relevante es que la disminución de QE se traducirá en un alza de las tasas de interés de largo plazo. No sería sorprendente que, a lo largo del 2014, el rendimiento del bono de diez años del Tesoro de Estados Unidos aumentara un...

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