Gloria Marín y Jorge Negrete: Un amor necesario

AutorGuadalupe Loaeza

Por una trágica coincidencia, los versos inmortalizados por Jorge Negrete, "México lindo y querido/ Si muero lejos de ti/ Que digan que estoy dormido/ Y que me traigan aquí", cobraron un significado premonitorio. El 5 de diciembre de 1953, a las 11:03 de la mañana, murió en el Hospital Cedros del Líbano en Los Angeles, California.

Muchos de sus admiradores y admiradoras hicieron una serie de suposiciones sobre la causa de la cirrosis hepática que llevó a la tumba a su ídolo a la edad de 40 años. No podían creer que el Charro Cantor, el máximo galán de la pantalla, el más representativo del "mero macho" que "no se raja", desapareciera en la flor de la edad. Se preguntaban si habría sido alcohólico. Si habría tenido muchas presiones en su labor como dirigente sindical, o bien, si habría resentido demasiado el rompimiento con la que fuera su verdadero amor, Gloria Marín. Tiempo atrás, Agustín Barrios Gómez había comentado en su columna periodística: "Jorge Negrete ha bajado quince kilos de barriga. No, no queremos suponer que por trabajar al lado de Pedro Infante. Más bien queremos imaginar que es la pena ocasionada por su divorcio de Gloria".

En 1941, Jorge fue contratado para protagonizar, ¡Ay, Jalisco, no te rajes! El papel estelar femenino correspondió a Gloria Marín, una joven y bella actriz que sin ser una desconocida tampoco era una estrella. Gloria Méndez Ramos empezaba apenas a hacerse notar en el cine después de haber aparecido en distintas carpas como tiple. Según Enrique Serna, biógrafo de Jorge Negrete, cuya vida apareció publicada en la editorial Clío, Gloria no era "precisamente una sílfide, un cronista de teatro que la vio en el Follies comentó que sus muslos tenían el grosor de la columna de la Independencia". Seguramente, este comentario llegó a oídos de Gloria y herida en su vanidad, se sometió a una estricta dieta que duró un año, en la que perdió 20 kilos y se convirtió en la "sensual Glorina". Los productores de cine empezaron a fijarse en ella y comenzaron a caerle contratos en cortometraje. Más tarde trabajó en películas como La tía de las muchachas, Los millones de Chaflán y Cuando los hijos se van.

Poco antes de ser llamado para filmar ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, Jorge Negrete ya había llevado el papel estelar en varias películas. Había residido en Nueva York porque su ambición real era la de ser cantante de ópera y qué mejor lugar que esa ciudad que se distinguía por tener a los intérpretes más prestigiados de ese género. De esa metrópoli, era llamado para hacer películas que, en el fondo, no le interesaban por tratarse de cintas de charritos, y él no era mariachi. En ese entonces, Jorge estaba casado con Elisa Christy y, aunque no existía un gran amor entre ellos, ella estaba embarazada.

¡Ay, Jalisco, no te rajes! fue todo un éxito de taquilla. Convirtió a Negrete en una figura del cine mexicano y Gloria impactó por su belleza y por sus enormes ojos negros. Era la etapa triunfal del cine mexicano, y Jorge y Gloria transmitieron en la pantalla la química que se desarrolló entre ellos. Muchos aficionados los consideraron como la pareja perfecta. Según la hija adoptiva de Gloria Marín, no fue durante la filmación de ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, sino hasta dos años después que el romance entre ellos se inició. Sin embargo, no se trató de amor a primera vista. La primera...

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