Gilberto Rincón Gallardo / Los daños de fondo

AutorGilberto Rincón Gallardo

En estos días, ninguna persona sensata tiene razones para estar contenta. La exhibición masiva de actos de corrupción política, el enlodamiento de la vida pública mexicana y la evidente fragilidad del sentido de responsabilidad de buena parte de la clase política sólo producen tristeza y un grave desasosiego.

Ciertamente, hay un elemento de avance democrático en la posibilidad de que la ciudadanía atestigüe por televisión a lo que pueden llegar algunos políticos. La ausencia de restricciones informativas o de censura en este terreno se tiene que valorar en toda su importancia. El escándalo, en este sentido, tiene un lado positivo: los políticos, que han contraído obligaciones con la sociedad y reciben sus ingresos de ella, deben saber, así sea por el oprobioso temor de la exhibición pública, que cada vez será más difícil el abuso y la irresponsabilidad.

Pero ya es el momento de la justicia. De hecho, siempre ha debido serlo. Si el escándalo de las corrupciones no se procesa y resuelve en las instancias legales correspondientes, y si sigue siendo sólo tema de los medios de comunicación, ninguna lección real y ningún acto de justicia legítima se habrá llevado a cabo.

Los medios de comunicación deben seguir trabajando en libertad y sin restricción. La justicia penal y electoral debe ponerse a la altura de estos graves momentos y la clase política debería actuar con transparencia y evitar hipótesis cuya enunciación muy poco les honra y ayuda.

Pero la evaluación de los daños reales a nuestra vida política apenas ha empezado. Como se trata de una larga cadena de escándalos por supuesta corrupción, creo que lo peor sería ceder a una lógica mediática según la cual el escándalo de hoy tapa al de ayer, y así sucesivamente. Comencemos por el principio, a reserva de revisar en otras entregas otros elementos de estas dos semanas de vergüenza para la democracia mexicana.

Llamo la atención sobre dos riesgos que acompañan a los escándalos: la reducción de los daños políticos sólo a cuestiones de prestigio de los políticos y la minimización de la responsabilidad de algunos políticos indecentes cuando aparece otro que lo es más.

Por ello, tal vez parezca redundante y hasta innecesario hablar del escándalo por supuesta corrupción que se ha generado en la dirigencia del Partido Verde Ecologista de México. Aparentemente, se ha dicho todo.

Sin embargo, estando de acuerdo con la gran cantidad de evaluaciones críticas que se han hecho de esta dirigencia política...

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