Germán Martínez Cázares / Senado morenista

AutorGermán Martínez Cázares

Claridoso y valiente Miguel Eraña provocó un aplauso fuerte y espontáneo cuando afirmó frente a los nuevos senadores de Morena, palabras más palabras menos: ojalá su bancada no se acomode a las reglas de trabajo heredadas por la "tripartidocracia". Eraña, doctor en derecho y autor del libro Desenmascarando al gobierno de coalición, fue invitado a impartir una charla sobre prácticas parlamentarias en los salones de la vieja casona de Xicoténcatl, donde asistimos a un curso los representantes de Morena en la llamada Cámara alta. Sugirió -son mis palabras-, un quiebre con el Ancien Régime parlamentario total y radical, y pareció advertir que Morena pagará caro en un futuro las medias tintas o apoltronamiento en los escaños, sólo para dejar un cambio cosmético sin sustancia social.

Eraña, quien en los últimos meses ha criticado de forma contundente al gobierno de coalición por intentar debilitar al presidencialismo con "moches y extorsión parlamentarias", tiene razón: la nueva legislatura heredó una telaraña de trámites congresionales para impedir un gobierno eficaz. El triunfo contundente de López Obrador eludió la trampa, pero sigue allí en el texto de la Carta Magna preparada y amenazante. Sin los treinta millones de votos el Presidente electo estaría de rodillas frente a la oposición formando su nuevo gabinete. Miguel Eraña lo recordó en esa sesión y mientras lo escuchaba disertar con sinceridad y vehemencia académicas, recordé a su paisano, el potosino Ponciano Arriaga, legislador y enorme patriota.

La cuarta transformación de México necesita en el Senado un Ponciano Arriaga. El "Padre de la Constitución de 1857" fue un arquitecto de nuestra República y un precursor del pensamiento social que animó después a la Revolución mexicana. Con menos de 20 años, en 1830 antes que Zapata, protegió la propiedad de campesinos indígenas sobre las tierras que cultivaban; y defendió sin dudar el sistema federal como forma de gobierno, porque consideró al centralismo un nido de privilegios. Atacó a la Constitución centralista de 1836 porque exigía para ser electo diputado o gobernador contar con mucho dinero. Incluso fue encarcelado por sostener esas tesis igualadoras. Tiempo después, Ponciano Arriaga logró la aprobación de la Ley de la Procuraduría de los Pobres, cuya atribución central era la "defensa de las personas desvalidas", sin duda antecedente...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR