Germán Martínez Cázares / El desastre

AutorGermán Martínez Cázares

"El desastre", así tituló José Vasconcelos al tercer libro de su autobiografía, donde comenzó a recordar su histórica derrota electoral en 1929, cuando el PRI ganó por primera vez la Presidencia de México.

La derrota del PAN es eso: un desastre. Un naufragio sin atenuantes. Edulcorar el trago sería ingenua candidez.

El PAN debe asumir de buena gana una primera enseñanza, obvia en democracia: los ciudadanos no se equivocan. Es demencial sostener que un ciudadano acierta cuando vota PAN, y se disparató cuando vota PRI o PRD. El PAN no es una certeza moral, es sencillamente una opción cívica en un México plural.

Precisamente muchos jóvenes -de los que genuinamente irrumpieron en esta campaña y, por cierto, detuvieron el ascenso de Josefina- perciben al PAN rancio por confundir moral y política, o mejor, por mezclar las herramientas morales y las propias del "quehacer político". No creo en la política desnuda de valores, al contrario, sin ideales la política es mera gestión de intereses, y muchas veces el PAN cayó en ese bache. Pero en política los valores o las ideas no se imponen, se dialogan; no se dictan, se discuten; no se juramentan, se razonan; no se esconden ni se secretean, se exponen a la sociedad; y finalmente se someten al examen de las urnas. El pensamiento panista no es verdad revelada, es argumento probable, por eso no debe extrañar que un buen día los ciudadanos lo aceptan, como en 2000 o 2006, y otro día lo rechazan, como ayer. Sólo desde el fundamentalismo alimentado por el dogma, se puede creer en la supremacía todopoderosa de la doctrina panista.

Esos valores nutren o inspiran tareas de gobierno y propuestas de campaña, pero ahora, el PAN deberá admitir las pocas banderas ondeadas en esta batalla electoral. ¿Cuál fue la oferta general de la campaña? ¿Qué significa hoy el PAN? ¿Qué grito o reclamo nos emociona unánimemente a los panistas, además de la miseria antipriista? El PAN no está convencido plenamente ni siquiera de defender a sus gobiernos.

Además, en muchas ocasiones traicionamos a la enorme bandera de la libertad. Toleramos a sindicatos opacos y antidemocráticos, estorbos de competencia libre y fomento al empleo. Confundimos al ciudadano que aprecia la libertad con...

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