Germán Dehesa / La encrucijada

AutorGermán Dehesa

Antes de entrar propiamente en materia, necesito que alguien me diga que una cosa es la nación mexicana que actualmente se rifa su destino y otra, muy otra, esa pandilla que ha creado a un impune grupo de asalto que se hace llamar "Selección Mexicana" ("yo creo en la Selección"... "yo creo en tu mamacita"). Esta banda tiene como especialidad presentarse en canchas norteamericanas, pues quienes la dirigen saben que nuestros pobres y respetables paisanos acudirán a las taquillas a comprar ese boleto que ellos ingenuamente creen que los acercará a México y al futbol de primer nivel. Falso, todo es un engaño y un asalto; ni tiene que ver nada con México ni, mucho menos, tiene que ver algo con el futbol. Los que vimos el calamitoso juego con Chile sabemos que de lo único que se trata es de asaltar a nuestro muy asaltable país. Cómo estaría la cosa que ninguno de los cronistas de Televisa intentó paliar la vergüenza y Gómez Junco no se quedó ahí, sino que se refirió a lo que yo acabo de decir y con todas sus letras afirmó que no era justo asaltar así a nuestros paisanos. El caso es que esta semanita de clima soviético que nos refinamos en la Capital termina como comenzó: instalada en el absurdo, porque a ver, díganme ustedes, en dónde se ha visto que un maestro que, de entrada, obtuvo su plaza de puro cachirul y sin el menor mérito, reclame ahora como su derecho sagrado la plena propiedad sobre dicha plaza que, sin rendir cuentas a nadie, puede prestar, vender y ¡heredar! No tienen madre, pero la patrocinadora de esta orfandad es Doña Elba Esther, la amiga de Felipe, que corrompió la vida sindical hasta este grado ya surrealista.

No quiero contarles acerca del estado actual de mi sistema nervioso, pero es muy similar al del sistema ferroviario mexicano. Me siento extremadamente frágil y sería el momento ideal para que compareciera una etérea gacela a retozar con su Charro Negro. A falta de gacela, compareció Fita, con quien no me permito el menor retozo. La encontré sentadita en mi recámara abrochando mi pijama y soltando unos...

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