Germán Dehesa / Un destino inútil

AutorGermán Dehesa

A mí no me produce el menor asombro la conducta errabunda y volátil de Miguel de la Madrid. Nadie que recuerde su conspicua ausencia en los negros días del terremoto del 85, con el sacón de Ramón Aguirre autoadherido, tendría por qué haber esperado valentía y lealtad a la palabra de un ser que jamás ejerció ninguna de estas disciplinas.

De la traición no se regresa, dice Julio Scherer; de la cobardía tampoco se regresa, digo yo. Más tardó en salir al aire la entrevista de Carmen Aristegui, ésta sí valiente, impecable y diamantina, que lo que tardó Miguel de la Madrid en "redactar" (????) un surrealista desmentido de lo que había dicho. Y nos burlábamos de Fox y de su vocero que tenía que salir a explicar: cuando Fox dice esto, lo que quiere decir es aquello. Si eso nos provocaba regocijo, ¿qué vamos a hacer con este ectoplasma que trae interconstruido a su propio vocero: cuando yo dije pin... Salinas, lo que quise decir fue: ¡Salinas, qué grande eres!

Quiero regresar al textículo (texto breve) de De la Madrid. Nomás de entrada, nos despacha una sólida albóndiga verbal que podría haberle provocado la muerte a Cervantes: "Actualmente me encuentro convaleciendo de un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos..."... y pensar que este señor estuvo al frente del Fondo de Cultura cuyos catálogos han sido notablemente mejorados con la inclusión de varias joyas nacidas del intelecto del ahora convaleciente.

Pero a lo que voy es a la forma, a ese tipo de redacción estilo mazacote tan socorrido por el cantinflismo nacional. Aunque usted no lo crea, el estudio del estilo nos ofrece magníficas pistas para conocer al hombre que organiza o desorganiza su personal discurso. Así, en el caso que hoy nos ocupa, bastaría con estos primeros renglones para deducir que el paciente a) no sabe escribir, b) expele su recado bajo una gran presión que, hasta donde se pueden conocer estas cosas, es la de Carlos Salinas y c) en verdad a De la Madrid ya se le picó la tubería cerebral, pero no tanto como para que no pueda emitir un juicio sobre Salinas y su shulada de...

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