Gerardo de la Concha/ Diálogos de los pesimistas

AutorGerardo de la Concha

Pesimista 1: Al contrario de todas las malas noticias de este tiempo de palabrerías, por lo menos ya no van a cobrarle el IVA a los libros, a pesar del pasito tun-tun que se traen.

Pesimista 2: Y eso qué. El editor le carga al precio del libro los IVAs que paga al producirlo. El único que no lo declara es el librero, aunque el consumidor lo está pagando finalmente. Pero es muy bonito para la demagogia ese logro fiscal, mientras la parálisis del gasto público programado -perdóname el tecnicismo- sí puede darle en la torre a mucha gente y llevarnos a la recesión con sus efectos de quiebras, desempleo, crimen, prostitución, locura, desintegración familiar y todos los males que se generan en una sociedad oligárquica como la nuestra.

Pesimista 1: Caray, mano, con esos planteamientos ni el círculo rojo te va a aceptar.

Pesimista 2:El círculo rojo de los actos de Conaculta, no me interesa para nada. Un rollo infumable como el que dijo hace unos días Carlos Fuentes es el que se merecen todos ésos.

Pesimista 1: Pero es bueno que a los libros no les den trato de mercancías.

Pesimista 2: Ay, ilusionado, los libros son mercancías desde el Renacimiento. Incluso una de estas bellas piezas de bibliofilia que hacen sagrado el espacio de mi estudio, son mercancías, pertenecen al mercado especulativo. Este incunable, míralo, está destinado a una subasta. Un ejemplar similar se vendió recientemente en Frankfurten en casi 200 mil dólares. ¡Es una mercancía, una venerable mercancía y debe pagar impuestos! ¿Por qué no van a hacerlo los libros de Cuauhtémoc Sánchez que son los que más se venden, o los de quien sea, los de Proust, que lo leen puros exquisitos?

Pesimista 1: Es...

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