GENIO Y FIGURA / Tu derecho al silencio

AutorGaby Vargas

Dice una querida amiga que la tranquilidad es lo más parecido a la felicidad. Es cierto. Sólo que hoy en día el vivir sobreconectados provoca que esta tranquilidad sea cada vez más una utopía.

Si tú, querido lector, lectora eres una persona urbana y tecnificada, seguro te identificarás con esta situación: Tu celular está sonando, a tu buzón ya no le caben más mensajes telefónicos, tu bandeja de entrada está saturada de correos por contestar, tu amig@quiere desahogarse sobre la ruptura con su pareja y tú llevas varios días con pocas horas de sueño, debido a la cantidad de trabajo que tienes.

Y sí, por todos lados escuchamos sobre las ventajas e importancia de conectarnos, pero igual de importante es desconectarnos.

Hay asuntos o personas que, por una misteriosa u obvia razón, en quince minutos (como aspiradora) nos succionan la energía. Y, a pesar de ello, por prudencia, obligación, decencia o estupidez, hacemos un esfuerzo por conectarnos. Lo cierto es que, cuando nos esforzamos en relacionarnos con alguien sin en realidad desearlo, creamos relaciones falsas y propensas a resentimientos.

Es importante encontrar una "cueva" donde refugiarnos, aunque sea por unos minutos, para luego regresar a la calma y a la paz mental. Así que comparto contigo algunas técnicas poco o nada ortodoxas a las que a veces recurro para desconectarme, con la esperanza de que te sean útiles a ti también.

Técnicas para desconectarte

  1. Escóndete. Sin importar lo que esté pasando en tu vida, cuando te sientas saturad@ de cosas, personas o temas por resolver, huye a tu cueva, aunque sea por unos minutos. Puede ser un baño, un coche, tu cuarto, alguna terraza, la mesa más escondida de un café y de espaldas a la entrada. Date permiso. Respira hondo por un rato y, de ser posible, escápate a algún lugar por unas horas o días.

  2. Vuélvete primitivo. Con frecuencia, amigos, compañeros de trabajo y hasta desconocidos nos presionan a contestar sus mensajes de texto, correos, recados o faxes. Y sentimos culpa por no poder hacerlo rápido. Incluso sentimos que desconectarnos es como violar una regla social. Sin embargo, cuando me sobreconecto, cuando no me alejo de todo por un rato o días que se suponen de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR