GENIO Y FIGURA / Los códigos del cuerpo

AutorGaby Vargas

Vas al volante tranquilamente en la carretera. De pronto, escuchas un ruido que viene del motor. El sentido común te hace detenerte, abrir el cofre para ver de dónde viene y qué es lo que lo causa, ¿cierto?

Lo que no haces es acelerarle y subirle al radio para no escucharlo. Entonces, ¿por qué lo hacemos con nuestro cuerpo?

Como un gran instrumento de navegación, el cuerpo tiene un lenguaje propio, una manera de expresar su sabiduría. Sin embargo, sucede que, en el día a día, tus entrañas te dicen "estoy molesto", pero tu mente te dice "ignóralo". ¿A quién le haces caso?

Desconocer las maneras con las que el cuerpo se expresa, las prisas, el estrés, los estímulos auditivos y visuales, han hecho desconectarnos de nosotros mismos.

El cuerpo, como un niño, primero nos jala del pantalón, y si no se siente escuchado, nos arma un gran berrinche.

Te invito a reconocer sus códigos, para transitar de manera más sana por la vida.

¿CUÁLES SON ESOS CÓDIGOS?

Cierra los ojos. Respira hondo y, por 10 segundos, te invito a poner atención a tu cuerpo. Toma una fotografía mental de las tres zonas que más información comunican:

Zona 1)

La espalda alta, el cuello y los hombros.

Zona 2)

La garganta y el pecho.

Zona 3)

El estómago y el abdomen.

Estas zonas nos hablan a través de sensaciones clave. ¿Qué sientes en cada una? ¿Se encuentran relajadas o tensas? ¿Abiertas o contraídas? ¿Es un efecto agradable o incómodo?

Es importante recordar que el cuerpo posee una gran sabiduría. Y es muy útil decodificar el sistema interno de señales que viene del sistema nervioso y que se formó hace millones de años, no de la mente.

¿QUÉ NOS DICEN?

Si alguna de las partes del recorrido mental la sientes incómoda, tensa, o presionada, es señal de que habría que ver más de cerca algún asunto al que no le has puesto la suficiente atención. Si, por el contrario, en todo el cuerpo notas una sensación de armonía, de apertura y relajamiento, es señal de que así te sientes con tu vida y con el mundo.

La zona uno: La espalda alta, la mandíbula y el cuello.

Cuando éstas se tensan, es porque sientes enojo. El enojo por una injusticia, el hecho...

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