Genio y Figura/ Borrón y cuenta nueva

AutorGaby Vargas

Este año voy a bajar de peso. Ahora sí voy a hacer ejercicio. En enero dejo de fumar. Voy a tomar clases de inglés o computación. Con mucho entusiasmo y esperanza de ahora sí no fallar, cada año renovamos nuestros propósitos.

Enero nos ofrece una vez más la oportunidad de superarnos, de hacer un balance personal y decidir qué aspecto de nuestra vida queremos mejorar, sin importar lo que hicimos o dejamos de hacer, lo que incumplimos y lo que se quedó en intención. Enero es como decir: "borrón y cuenta nueva".

Estrenamos un cuaderno de nuestra vida. ¡Qué emoción! La sensación se parece a aquella que sentimos al enfrentarnos a nuestra nueva maestra que desconoce cualquier cosa sobre nosotros al iniciar un año escolar.

No sabe nada de nuestro pasado, de nuestra mala conducta, de las bajas calificaciones, etcétera. Todo está en nuestras manos y surge de nuevo la esperanza.

Bien es cierto que la necesidad más profunda del corazón del ser humano no es el placer, ni la comida, ni el dinero, ni el poder. La necesidad más profunda es la de esperanza. Junto a ésta, las demás son periféricas.

La única manera de hacer realidad esa esperanza es cambiar. Si, cuesta mucho trabajo. Nos dejamos llevar por la comodidad. Levantarme a hacer ejercicio por las mañanas me exige dormir una hora menos, y no estoy segura de estar dispuesta. Cambiar me exige dosificar al mínimo lo que más me gusta, los chocolates, y no sé si pueda o quiera. Cambiar significa tener más paciencia con la gente, y eso me exige control sobre mí misma. ¿Podré? Meterme a estudiar para ser mejor va a hacer que tenga menos tiempo libre para mí.

Me asusta.

"No hay nada que le cueste más trabajo al hombre que cambiar de una costumbre a otra, ya que lo obliga a las dos cosas que más le duelen: sentir y pensar", con sabiduría dijo Proust, el escritor francés.

Ese "borrón y cuenta nueva" requiere de estar conscientes de aquello en lo que hemos fallado y, por encima de nosotros mismos, decidirnos a cambiar.

Todos los seres humanos tenemos una lista infinita de cosas por cambiar, tanto en nuestra persona como para con los demás. La realidad y la experiencia nos han hecho ver que para lograr todo aquello que queremos modificar, hay que hacerlo paso a paso. Trabajar en sólo una cosa.

Se imagina si cada año nos hacemos el propósito de corregir sólo un hábito, de inaugurar sólo una nueva forma de vivir, de trabajar en sólo una virtud (generosidad, paciencia, templanza, etcétera). ¡Lo que lograríamos...

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