Generación de estreno
| Autor | Rafael Aviña y Beatriz De León |
Varios de ellos aún no cumplen los 30 años, pero han obtenido ya reconocimientos internacionales. Han aprovechado las oportunidades, las puertas que se han abierto, los recursos obtenidos. La desilusión la han enfrentado con ironía, entusiasmo, originalidad y, sobre todo, talento para acallar rumores, reduciendo esa frontera de recelo que separa las aspiraciones de uno y la recuperación económica de otro.
Todos ellos han conseguido debutar en el largometraje y preparan ya nuevos proyectos.
En este número, presentamos una valoración crítica de seis miembros de una novísima generación de cineastas, que a paso firme construye el nuevo cine nacional: José Manuel Cravioto, Amat Escalante, Humberto Hinojosa Oscariz, Rubén Ímaz, Yulene Olaizola y Nicolás Pereda.
En entrevista, ellos confiesan su deseo de compartir historias como el principal motivo que los acercó al cine, recorren los temas que les atraen y señalan quiénes han sido sus maestros en el oficio.
Asimismo, hacen un balance de la industria cinematográfica nacional y de los principales problemas que la aquejan, como la deficiente distribución, la falta de apoyos y la piratería.
"En el panorama actual, no existe un programa sólido para que los cineastas jóvenes debuten", asegura José Manuel Cravioto. "El dinero que existe como apoyo gubernamental es poco, los productores privados en su mayoría sólo le apuestan a directores con 'trayectoria'".
Para Yulene Olaizola, los obstáculos son la falta de dinero, de interés por películas no comerciales, de apoyo a proyectos pequeños y la apatía del público, entre otros.
Nicolás Pereda opina que el principal problema del cine en México es la poca experimentación y el gran apoyo que se da a películas comerciales que intentan competir contra las producciones hollywoodenses.
En este panorama, Amat Escalante destaca los festivales fílmicos como una forma de dar a conocer el trabajo de mexicanos y poder vender la película en otros países, así como para ser más tomados en cuenta dentro del propio País.Entre los nombres que comienzan a sobresalir en la cinematografía nacional, también figuran Jonás Cuarón (Año uña, 2007), Julio César García (Tambor, 2006), Alejandro Ramírez (Todos hemos pecado, 2008), Matías Meyer (Wadley, 2008), Enrique Rivero (Parque Vía, 2008), Sergio Tovar (Mi último día, 2008), Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas (Cochochi, 2007), Carlos Muñoz (Nación Apache, 2009), Alex Argüelles (La gran masturbación, 2009) y Elisa Miller (Ver llover, 2006, y Roma, 2008).
Con 'boleto' para el cine
Artesano o romántico
"El cine es el arte más caro y, a su vez, el más popular a nivel mundial", asegura José Manuel Cravioto, "la ecuación te lleva a cargar una gran responsabilidad sobre los hombros".
Además, dice, siendo pesimista, o más bien realista, las motivaciones para hacer cine son pocas y terminan siendo románticas.
"En el panorama actual, no existe un programa sólido para que los cineastas jóvenes debuten. El dinero que existe como apoyo gubernamental es poco, los productores privados en su mayoría sólo le apuestan a directores con 'trayectoria'; entonces, se crea un círculo vicioso, al no apostarle a la visión fresca y virgen de los nuevos cineastas, el cine se desconecta generacionalmente del público que lo consume".
Una vez que el debutante realiza su primera película se enfrenta a la cautela de un distribuidor (en el caso de existir) y, finalmente, a la voracidad de los dos enemigos mortales del cine mexicano: las cadenas de exhibición y el mercado de la piratería, explica Cravioto.
"Todo este aparato termina convirtiendo al cineasta en un artesano que al final obtiene el mínimo de estímulos a nivel emocional y económico por un trabajo que le costó años de entrega y pasión".
Sin temor a exagerar, agrega, el cineasta en México es un...
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