Genaro Lozano / Autocrítica

AutorGenaro Lozano

El pasado 6 de septiembre y, pese a la lluvia de esa tarde-noche, unas 400 personas participaron en la velada por la paz, un acto de protesta desde El Ángel de la Independencia hasta el Senado de la República. En muchos sentidos esa marcha significó la reactivación de un movimiento que nació con la idea de encauzar a México hacia el fin de la guerra contra las drogas, el regreso de los militares a sus cuarteles y el dominio de las instituciones civiles en la seguridad pública. Para muchas personas la velada revivió la esperanza de que, pese a tener todo en contra, sigue existiendo una resistencia a la militarización de México.

El movimiento contra la militarización tiene como precedente el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que en el 2011 convocó a miles de personas a manifestarse contra la narcoviolencia y a seguir la llamada Caravana por la Paz. El llamado del poeta Javier Sicilia era contundente: "no más sangre". Víctimas y familiares de víctimas de la violencia, académicos, activistas, periodistas, defensores de derechos humanos y militantes de partidos de izquierda nos sumamos a este movimiento. Varias voces del PRD, que hoy están en Morena, hicieron eco de estas demandas y prometían cambiar las cosas de llegar al poder. Esta acción ciudadana movilizó a miles, dio identidad al rechazo a la guerra contra el narco, puso el énfasis en policías civiles al frente de la seguridad pública e incidió en la discusión de la reforma a la Ley de Seguridad Nacional que el gobierno de Calderón promovía.

A lo largo del sexenio de Peña Nieto, el movimiento cambió de liderazgos. Sicilia bajó la intensidad de su presencia, pero la causa continuó y se fortaleció en 2017 en torno al colectivo Seguridad Sin Guerra, que unía a más de 300 organizaciones y a los mismos perfiles ciudadanos que el Movimiento por la Paz. Varios integrantes de este colectivo entregamos más de 120 mil firmas contra la Ley de Seguridad Interior que Peña promovía y que el Congreso aprobó en diciembre de 2017. La Suprema Corte invalidó esta ley en noviembre de 2018, pero el impulso militarista no cesó. AMLO ganó con la promesa de regresar a los militares a sus cuarteles. El movimiento se quedó esperando, la pandemia lo desactivó y la militarización se...

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