Juan García de Quevedo / López Obrador y la susceptibilidad

AutorJuan García de Quevedo

En esta elección existe una verdadera disputa por la Nación. Los proyectos políticos y sociales de los candidatos son radicalmente distintos, diferentes, son proyectos encontrados donde uno excluye al otro. La disputa política va a ser ruda y dura y, como dicen por ahí, se van a dar con todo. Con todo lo legalmente permitido, esperamos; pero que va a ser una lucha limpia y sucia (dentro de la ley) es fácilmente previsible.

Primero fue el enojo perredista por algunas encuestas que no le favorecieron. Tal parece que el perredismo piensa que en cada encuesta se juega la elección o que justamente son las encuestas las que darán legitimidad a su triunfo. La reacción de López Obrador a las encuestas es por lo menos excesiva y por tanto no impacta. Es verdaderamente absurdo que se quiera exigir un juez o árbitro de las casas encuestadoras, censurando unas y aplaudiendo otras. Esta actividad al tiempo seguramente le hará mucho daño al Peje. La verdad sea dicha, el Peje sobrerreacciona a muchos asuntos que no son de trascendencia para su campaña. Es lógico que ser puntero trae consigo el ser el blanco del ataque esencial y único de sus contrincantes porque debemos recordar que en la lucha política por la Presidencia de la República no hay segundo lugar.

Lo que sí dañó definitivamente al Peje fue incorporar a políticos reprobados ante sus antiguos partidos y ante la opinión pública. La integración de sus listas para las famosas plurinominales nos muestra nombres de políticos de más que dudosa honorabilidad y parece que López Obrador está necio en hacerse de toda la segunda división (para usar términos de actualidad) del priismo. Esto seguramente está dejando un mal sabor de boca en la ciudadanía. La razón es clara: por qué votar por un priismo excluido, hecho a un lado, reprobado, que no pudo en su partido y busca abrigo en un partido sin cuadros ni membresía. Porque con todo el pragmatismo que implica la política, una cosa es ser oportuno y otra oportunista. Porque por los nombres propuestos, dudo mucho que los candidatos de reciente ingreso compartan en algo las convicciones sociales que López Obrador dice mantener.

Pongamos como ejemplo a Manuel Camacho: él fue pieza central en toda la historia política del "Innombrable" hasta que Salinas no decidió la sucesión presidencial a su favor. La contracampaña que padeció Colosio era en gran parte debida a los malos humores del que era considerado el más influyente y determinante en la vida política de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR