Juan García de Quevedo / Mejor furiosos que indiferentes

AutorJuan García de Quevedo
  1. - La tolerancia y el desacuerdo respetuoso son necesidades de la inteligencia democrática. El desacuerdo democrático significa respetar y permitir que el otro exista, y en el debate democrático, exista con su palabra distinta y diferente a la mía. El asunto es que pueden y deben existir desacuerdos inteligentes.

    En nuestra historia hemos tenido muchos de estos desacuerdos inteligentes, por ejemplo, la polémica Lombardo Toledano y Alfonso Caso. En nuestra historia como Nación hemos tenido generaciones ilustres donde el desacuerdo inteligente era de fondo y a fondo, como en la generación de la Reforma, en las inteligencias del Constituyente del 17 y entre los Siete Sabios. El desacuerdo es parte esencial de la inteligencia que se respeta a sí misma y a la otra inteligencia, con la que se vive el desacuerdo.

    Los centros culturales, como son las universidades, viven día a día esta tensión creadora del desacuerdo, del desencuentro que obliga al debate permanente. La verdad de cada uno tiene que tener el carácter necesario y obligado, la tolerancia como virtud democrática, para encontrarse con la verdad del nosotros.

    En la lucha política, a las ideas no se les combate con pancartas e insultos, sino con ideas, y más si se está en un centro de cultura y reflexión como lo es la universidad. En la universidad no hay ideas prohibidas, libros prohibidos, hombres prohibidos. El grito, el aullido, la pancarta son signos inequívocos de intransigencia, de impotencia de las diferentes iglesias que viven de verdades reveladas. Capillas ardientes de devoción permanente a una convicción.

  2. - Sí, pero la anterior es la reflexión tranquila, académica, fría y de países fríos ante el hecho político.

    La realidad es que en las universidades la mayoría son jóvenes y, mejor todavía, jóvenes explosivos que plantean su rotundo NO a un personaje político con el insulto, el aullido, la pancarta y esa es la historia de nuestras universidades, desde la renuncia a la Rectoría de la UNAM del Dr. Ignacio Chávez en 1966, acentuada después del 68.

    Los jóvenes universitarios protestan no con el libro en la mano ni la cita académica en la garganta; los universitarios protestan con la piel joven que...

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