Garbanzo como no te lo imaginas

Favorecidos por el clima mediterráneo que baña al Medio Oriente, los garbanzos son uno de los primeros cultivos de la humanidad.

El consumo de esta leguminosa se ha popularizado gracias a platillos también originarios de aquellas latitudes, particularmente el humus y el falafel.

Pero sus posibilidades van mucho más allá: son una excelente alternativa para las cocinas vegetarianas y para quienes buscan una Cuaresma libre de frutos del mar.

"En mi casa lo comíamos en puchero y me parecía aburridísimo, hasta que lo redescubrí a través del humus y me enamoré", detalla Josefina Santacruz, chef y apasionada de las cocinas de Medio Oriente.

"Da muchísima textura y consistencia a los platos. Además, es muy amigable para mezclarlo, porque su sabor es bastante neutro; lo puedes comer frío, caliente, machacado o entero".

Como sucede con otras leguminosas, el secreto está en los tiempos de remojo y cocción, que dependen del tamaño, la frescura y la cantidad de garbanzos a utilizar.

"Si no son muy frescos, es necesario remojarlos por lo menos 12 horas y cocerlos en agua por aproximadamente una hora. A mayor frescura, menor será el tiempo de remojo y de cocción", expresa la cocinera.

Contra la diabetes y el colesterol

Según Roberto Gutiérrez, investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, el garbanzo inhibe las enzimas participantes en la digestión de carbohidratos; estos son eliminados sin absorberse, lo que reduce los niveles de glucosa.

"La leguminosa realiza la misma función en otras enzimas que degradan lípidos, e igualmente son eliminados sin ser absorbidos, de forma que ayuda a disminuir colesterol y...

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