Gancho al hígado

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)Un pueblo con corazón indígenaPor José SulaimánEL UNIVERSALDeseo unirme en sentimientos a todos aquellos y en especial a nuestros indígenas, por las expresiones de dolor por el fallecimiento de ese verdadero ángel de los pobres y benefactor de los indígenas, el obispo Samuel Ruiz, sencillo, humilde, sincero, auténtico, hombre de Dios, sin oropeles, quien dejara un legado de la iglesia de Cristo como ejemplo para el compromiso y obligación que los seres humanos tenemos para los más necesitados. Lo visto por la televisión y las lágrimas que han llenado las pantallas me han impactado, y es que la gran mayoría de los púgiles mexicanos, esos cuyo corazón no les cabe en el pecho, son auténticos indígenas o mestizos, precisamente del corazón de ese pueblo que llora al obispo Samuel Ruiz.Viví mi adolescencia en Ciudad Valles, la perla de la huasteca potosina, cerca de la sierra de donde bajaban los indígenas todos los domingos a vender sus mercancías frente a la iglesia y el mercado de la ciudad, para luego comprar sus víveres y ropa y atender misa en esa iglesia centenaria. Ahí había también "obispos Ruiz", como el inolvidable padre Javier y el padre Joel en la huasteca; también en Ciudad Victoria, mi pueblo natal, con el padre Chayo y el padre Alférez, todos verdaderos pastores del bien y dedicados con el alma a su pueblo y a sembrar en nuestros corazones el sentido de compasión y de servicio a los más necesitados. Mi padre, don Elías, y mi madre Wasila, tenían muchos compadritos de la sierra potosina, con sus regalitos modestos a sus ahijaditos huastecos. Yo lo soy.Ojalá que algún día el Gobierno Federal dé verdaderos pasos y tenga como programa prioritario darle su espacio, protección, apoyo verdadero y reconocimiento a los indígenas de México, pues ellos son los dueños de nuestra tierra y todos nosotros, incluidos los de arriba, somos los inmigrantes.Estas reflexiones me llevan a pensar que el boxeo, a pesar de tantos avances en la medicina y la seguridad, se está quedando atrás, sin ingresar de lleno a este siglo XXI que está creando una enorme separación entre las clases sociales, la ciencia que está dejándonos a todos atrás; el negocio o el dinero, que es rey de reyes de nuestros tiempos; la violencia de la tierra y de los seres humanos que nos avasalla inmisericordemente y que nos lleva directo a una más de las escisiones de la tierra, ahora tan discutidas por las...

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