La Gaceta del Charro/ Semana mayor (4)

AutorGermán Dehesa

Es muy posible que esto haya ocurrido en la colonia Nápoles el Jueves Santo de 1956. A las diez de la mañana, mi beatífica madre de luto riguroso se presentó en mi recámara tipo celda de Almoloya y preguntó con voz de Jueves Santo: ¿sigues acostado? Pregunta retórica cual ninguna: obviamente estaba yo echadote releyendo con deleite "Los Tres Mosqueteros". Alejandro Dumas está en el índice, comentó mientras me expropiaba el libro, además, no son horas de estar en la cama, ni de leer libros impíos; tienes "Pequeñeces" del padre Coloma (un libro nauseabundo) y la vida de San Juan Bosco (un panfleto infame); te levantas, te bañas, haces tu recámara (extraña expresión: muy mal, pero mi recámara ya estaba hecha) y te necesito a las 12:30 en la sacristía de la iglesia de San Antonio; el padre Cristóbal, que es un santo, va a oficiar en el lavatorio y se le ocurrió una idea preciosa: le va a lavar los pies a doce muchachitos que representarán a los doce apóstoles. ¿Puedo ir de Judas?. Mira, Germán, no quiero pecar de ira en Jueves Santo y no es un día para hacer chistes; tú vas a ser Santiago y te suplico que te comportes como hijo mío; la ceremonia es a la una, pero te tienes que poner una túnica muy bonita y llevar tus pies muy limpios, ¿tienes sandalias?. No, nunca he tenido. Bueno, te pones unas mías. Veneradísima madre: tu calzas del uno y medio y yo del cinco; si me pongo tus sandalias me va a dar gangrena y escorbuto. Es un ratito. No importa, en dos minutos ya te están amputando el dedo gordo. Está bien, pónte tus tenis El Faro. ¿El apóstol Santiago usaba tenis El Faro?. Claro que no, pero es una ceremonia simbólica; te veo en la iglesia a las 12:30 y te suplico que no me des mi copita de bilis.

A todo lo hasta aquí escrito...

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