La Gaceta del Charro/ Los nuevos inquisidores

AutorGerman Dehesa

Hará unas dos semanas, tuve el enorme gusto de platicar con Ikram Antaki, cuyo libro más reciente "Manual del ciudadano contemporáneo" (Ed. Planeta/Ariel) ha tenido un enorme y justificado éxito de ventas. En algún momento de la plática aterrizamos en el tema de lo que requiere un artista para poder expresarse y recordamos el caso muy reciente del poeta griego Yannis Ritsos, a quien le tocó vivir la dictadura (en el País que gestó la democracia) y ser perseguido hasta quedar confinado en una isla que funcionaba doblemente como exilio y como cárcel. Obviamente el poeta fue despojado de todas las herramientas y materiales que hubieran podido servirle para proseguir su apasionada pesquisa de la belleza por medio de las palabras. Digamos que su caso era el diametralmente opuesto al de un becario de Conaculta. Pasaron los meses y los años; llegó el día de la libertad y Yannis Ritsos regresó a su tierra. Listo para embarcar rumbo a la liberación, varios amigos le ayudaron a trasladar un buen número de costales llenos de piedras. En esos pedazos de roca y valiéndose de lo que encontraba a su paso, Ritsos había escrito poemas día y noche. Conclusión provisional: el que tiene algo que decir y algo que expresar encontrará la manera de hacerlo más allá de lo propicio u hostil de las circunstancias. Supongo que la señora potosina y su cada vez más nutrido coro ya están dando de alaridos, preparando pancartas y anunciando al mundo que mi proyecto cultural 2000-2006 contempla la concentración de todos los artistas mexicanos en las Islas Marías como método infalible para estimular su desarrollo personal y su creatividad. Lo niego, aunque no me suena tan descabellado. El gran arte y el gran pensamiento pasan por el dolor y la adversidad, pero no creo que sea tarea del Estado proporcionarle a los creadores estos dos ingredientes. La vida se encarga. A lo que quiero salir al paso es a los paroxismos y dramáticas desmesuras de los divos y divitos nacionales que ya estaban tensos ante el cercano peligro de la disminución y/o pérdida de su beca y de su improductiva chamba y, como las desgracias...

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