Gaceta del Angel/ Maldito dinero

AutorGermán Dehesa

Hoy jueves 31, leo con alarma que Guadalupe Loaeza necesita 400 millones de pesos y, en lugar de acudir a sus buenos cuates, desenvaina el sable y se le avienta directamente a Ernesto Zedillo y le dice que quizá en el pasado hubo algún mal modo entre los dos, pero que ahora Guadalupe ya vio con cuidado a Zedillo y ha descubierto que -como decía mi abuelita-: "en su tipo, no es feo" y además, dice la Lupe, se nota que Don Ernesto anda de buenas, pletórico de buen humor y derramando gracia y salero por doquier (quizá con la excepción de Zacatecas); esto por no hablar del aura de gracia y serenidad que lo rodea. Con tal motivo, y sin ánimo de verse encajosa, Guadalupe le pide que se moche con 400 millones de pesos, porque quiere poner unas carreteritas de cuota. ¿Traerá cash el Presidente?. ¿No estará muy gastado?. ¿No irá a perder el aura de gracia y serenidad ante el enorme sablazo que le quiere asestar la Loaeza?. Yo que ella, mejor acudiría al Monte de Piedad, o buscaría otra forma de financiamiento. Podríamos -es un decir- rifar a Herminio Blanco; u organizar un Melate con el próximo Gabinete, o pedirle a Herminio White que organice la CONACA (Cooperacha Nacional para las Carreteras). La marcha Zacatecas ya se presentó en la Capital; Zedillo está escribe y escribe; Ruiz Sacristán hace su gustado papel de submarinista ruso; a Diódoro lo mandan a torear la bronca y la Loaeza desenvaina la cimitarra de hoja damasquina y ya tenemos, por si nos faltara, otro cochinero político. Guadalupe: si de veras te urge la lana, comunícate conmigo; mientras te viva tu Charro Negro nada te faltará. ¿Qué son 400 mugres millones de pesos?.

Operación Topkapi

Los que tienen el extraño pero agradecible vicio de leer estas enhiestas columnas, recordarán que hace un año recibí en paquete la doble contrariedad de caer en el hospital y de que me vaciaran mi oficina. El primer siniestro ya fue controlado; en cuanto a los ratones que se llevaron todo, menos mis libros, aún estoy esperando los resultados de la "minuciosa investigación" que, según me dijeron, las autoridades (sin que les ganara la risa) realizarían "a la brevedad posible". Para no presionar a los judiciales, ya sustituí todo lo robado y le puse a mis modernas instalaciones un sensibilísimo y escandalosísimo sistema de alarmas que me ha proporcionado una gran tranquilidad espiritual. A cualquier hora de la noche (de preferencia en la madrugada) recibo en mi casa un telefonema de una señorita muy amable...

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