Gaceta del Angel/ Confabulario en Madrid I

AutorGermán Dehesa

A diferencia de su madre, el Bucles vivió un intensísimo romance con las palomas de la Plaza de San Marcos. Comprar granitos de maíz y distribuirlos gratuitamente entre la colómbica población le daba más placer que el que siente Paco Gil creando impuestos. Cuando llegó la hora de dirigirnos al aeropuerto, se armó una trapatiesta de notables proporciones. Los padres de la criatura estaban en una tienda batiéndose a muerte con una dependienta limítrofe que pretendía que su Charro Negro firmara un voucher por dos millones de euros. Eso no lo gana ni el gobernador mejor pagado de México. Mientras ella entendía la sutil diferencia entre liras y euros, los tíos del Bucles tuvieron que consumar la bizarra hazaña de sacarlo a rastras de la magnífica plaza. Ahí, en el atardecido silencio, quedaron las palomas y los veinte surcos de las uñas de mi vástago quien, ya en el avión, se seguía despidiendo de sus aladas amigas.

A las nueve de la noche, los peregrinos indianos irrumpieron en Madrid. Pues, aunque me esté mal el decirlo, nos comentaba el chofer, Madrid está mu, mu bonito y ahora para las fiestas, el Alcalde ha colocao 900 mil bombillas que se ven y es una gloria. ¿Y dónde están?, preguntaron los expedicionarios. Ahí, lo que pasa es que ya hoy no las han encendío, pero ahí están. Pues qué gusto, comenté yo que emocionalmente siento a Madrid como otra de mis casas. Como en Monterrey, en Guadalajara, en Veracruz y en la Capital, en Madrid me pierdo, pero no me angustio porque sé que encontraré mi camino de regreso.

A las 10:30 de la mañana del día siguiente, bajé al vestíbulo de mi hotel y, cual si fuera un emisario del pasado, ahí estaba mi contlapache Alejandro Aura. Abrazos, saludos, cháchara y, cuando vine a ver, ya estaba yo embarcado para dar una charla sobre Juan José Arreola en el "Salón México" (este nombre me parece insuperable) de la Embajada de mi país. ¿Vendrá alguien?. No te preocupes, alguien vendrá; en Madrid hay muchos ociosos. Así confortado, me incorporé a la expedición turístico-pedagógica que, para edificación de chicos y grandes, había organizado mi Suéter Azul. El Madrid de los Austria, el Madrid de los Borbones y el Madrid de los siglos XIX y XX. Desde el Ayuntamiento original, hasta la Plaza de las Ventas y el estadio Santiago Bernabeu, pasando por la Catedral de la Almudena. Andrés: ¿qué es lo que más te gustó?. El estadio, papá, está padrísimo; además, ya averigüé que hay zoológico. No les creas, pequeño, han de tener...

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